Informe de la Misión de la Internacional Socialista sobre el Sáhara Occidental

Reunión del Consejo de la IS en Naciones Unidas en Nueva York, 6-7 de julio de 2015

Original: español

 

1. Presentación

Del 3 al 10 de mayo de 2015, una delegación compuesta por cuatro representantes de la Internacional Socialista visitó Marruecos, el Sáhara Occidental y los campamentos de refugiados saharauis en las cercanías de Tindouf, al suroeste de Argelia. El objetivo de la misión fue observar en el terreno la situación actual que se vive en el área, encontrar a los principales actores locales e internacionales y elaborar un informe sobre el Sáhara Occidental, para ser presentado al Consejo de la Internacional de la IS, a realizarse en Nueva York los días 6 y 7 de julio de 2015.

La misión estuvo compuesta por Juan Antonio Yáñez-Barnuevo (PSOE, España), quien la presidió; Mustapha Ben Jaafar (Secretario General de ETTAKATOL, Túnez); Adelia de Carvalho (MPLA, Angola) y, como secretario, Claudio Herrera (Profesor de la Universidad de Chile y colaborador del Secretariado de la IS). En la composición de la delegación se veló por incluir representantes de distintas regiones del mundo (Magreb, África Subsahariana, Europa y América Latina), que pudieran aportar con sus visiones y experiencias a la misión y a las recomendaciones que se haya de formular al Consejo, con miras a hacer avanzar una solución política a la situación que se vive en el Sáhara Occidental desde hace ya cerca de 40 años.

El Secretario General de la IS, Luis Ayala, con fecha 30 de abril de 2015, emitió un comunicado en los siguientes términos:

 

“Sáhara Occidental

Misión de la Internacional Socialista en búsqueda de una solución política

Una misión de la Internacional Socialista sostendrá un programa de reuniones el 4 y 5 de mayo en Rabat, el 6 y 7 en El Aaiún y el 8 y 9 en Tindouf, al objeto de promover una solución política a la situación en el Sahara Occidental.

La misión, acordada por el Comité de la Internacional que agrupa a los partidos de la región del Mediterráneo, presidido por Carme Chacón del PSOE de España, decisión que fuera ratificada por el Consejo Mundial de la Internacional, sostendrá conversaciones con sus miembros, otros actores políticos, autoridades, y organizaciones de la sociedad civil, para informarse in situ de la situación actual, contribuir a que las partes avancen en la búsqueda de soluciones mutuamente aceptables y alentar el proceso de negociación que tiene lugar bajo los auspicios de Naciones Unidas.

La misión estará compuesta por Juan Antonio Yáñez del PSOE, ex-Secretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de España, quien encabeza la delegación; Mustapha Ben Jaafar, Secretario General de ETTAKATOL-Foro Democrático del Trabajo de Túnez y Presidente Honorario de la Internacional Socialista; Adelia de Carvalho, Diputada y Miembro del Comité Central del MPLA de Angola y Claudio Herrera, Profesor de la Universidad de Chile y miembro del Secretariado de la Internacional Socialista.”

 

2. Origen y mandato

Durante el último Congreso de la IS (Ciudad del Cabo, 30 de agosto-1° de septiembre de 2012), en su resolución número 3 “Por un camino común hacia la paz, la sostenibilidad y la cooperación: la necesidad de asegurar el multilateralismo”, letra A “Paz y solución de conflictos”, el Congreso de la IS señaló: 

“ (…) Recordando las resoluciones y declaraciones de la Internacional Socialista en Sáhara Occidental y en particular la acordada en el Consejo de Atenas; además, recordando las resoluciones de las Naciones Unidas y la Unión Africana sobre Sáhara Occidental; considerándolo como un caso de descolonización; y preocupados ante las continuas violaciones a los derechos humanos; la Internacional Socialista reitera su pleno apoyo al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y demanda la urgente implementación de todas las resoluciones de la ONU y resoluciones de la Unión Africana que garantizan este derecho. Exige la urgente reanudación de negociaciones directas entre Marruecos y el Frente Polisario bajo los auspicios de la ONU. La IS apoya los esfuerzos realizados por el Secretario General de la ONU para lograr una solución justa, pacífica y duradera de este largo conflicto. Expresamos nuestra preocupación ante la situación degradante de los derechos humanos y demanda una vez más la apertura del territorio a observadores independientes, ONGs y los medios de comunicación. La Internacional Socialista acuerda enviar una misión dentro del espíritu de la propuesta del Comité Mediterráneo de la IS”.

Cabe recordar, además, que con ocasión del Congreso de El Cabo el Frente Polisario se incorporó a la IS en calidad de partido observador.

Finalmente, en la última reunión del Comité para el Mediterráneo de la IS, celebrada en Valencia los días 13 y 14 de febrero de 2015, en su declaración final “Una nueva agenda para el Mediterráneo”, se señaló en su punto noveno la voluntad de “Aprovechar el espacio de diálogo que se ha puesto en marcha en el marco del Comité Mediterráneo, así como la generosidad y solidaridad mostrada por las partes para alentar una solución justa y negociada al conflicto del Sáhara Occidental, acompañando los trabajos de Naciones Unidas en esa dirección”.

Asimismo, se señaló que “Teniendo en cuenta la decisión de enviar una misión sobre el terreno, ratificada por los Consejos de México y Ginebra (2014), el Comité Mediterráneo acordó los términos de dicha misión, que será presidida por Juan Antonio Yáñez (PSOE) quien, junto a una delegación cuya composición se anunciará más adelante, viajará a la región a principios del mes de mayo de 2015 con una agenda amplia de contactos y reuniones, contando con la colaboración de las partes, que les permita establecer los hechos sobre el terreno con el fin de contribuir desde el compromiso socialista y democrático a que las partes avancen en la búsqueda de soluciones compartidas, acompañando y alentando el proceso de negociación que tiene lugar bajo los auspicios de Naciones Unidas”.

 

3. La cuestión del Sáhara Occidental en el plano internacional

El Sáhara Occidental es un territorio que cubre 266.000 km², situado al borde del Océano Atlántico al extremo occidental del Sáhara, cuyo estatus definitivo en el plano internacional está por determinarse. Dentro de las Naciones Unidas, esta cuestión ha sido examinada durante decenios, y aún continúa siéndolo a la vez por la Asamblea General por ser un tema de descolonización, y por el Consejo de Seguridad al ser un tema de paz y seguridad.

En 1963, el Sáhara Occidental fue colocado en la lista de territorios no autónomos, de acuerdo con el capítulo XI de la Carta de Naciones Unidas, donde aún figura. La Asamblea General se ha ocupado activamente desde entonces de esta cuestión, adoptando resoluciones anuales con respecto a la descolonización del territorio, la última hasta la fecha es la resolución 61/101 del 5 de diciembre de 2014. Bajo la dirección de la Asamblea General, es el Comité Especial (llamado “Comité de los 24”) para la aplicación de la Declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales (resolución 1514 (XV) de la Asamblea de 1960), el que se encarga del seguimiento de este expediente, entre otros.

En diciembre de 1973 la Asamblea General de Naciones Unidas, por su Resolución 3162, reafirmó su compromiso con el principio de autodeterminación y solicitó a España tomar las medidas necesarias para la organización de un referéndum en el territorio.

En diciembre de 1974, la Asamblea General, a propuesta de Marruecos, a la cual se unió enseguida Mauritania, solicitó una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia sobre cuestiones jurídicas relacionadas con el proceso de descolonización del Sáhara Occidental y, al mismo tiempo, invitaba a España a aplazar el referéndum previsto en tanto la Asamblea no tuviera la oportunidad de examinar la opinión solicitada a la Corte

La Corte emitió su opinión en octubre de 1975. Respondiendo a las preguntas hechas por la Asamblea, expresó la opinión de que, al momento de la colonización española a fines del siglo XIX, existían ciertos lazos jurídicos – que no llegaban a constituir lazos de soberanía territorial - entre la población del territorio y el Sultán de Marruecos, por una parte, y el conjunto mauritano, por otra parte, precisando al mismo tiempo que la existencia de esos lazos no era tal como para modificar la aplicación de las normas pertinentes de Naciones Unidas en cuanto a la descolonización del Sáhara Occidental, en particular la aplicación del principio de autodeterminación, gracias a la expresión libre y autentica de la voluntad de las poblaciones del territorio. La Corte especifico asimismo que el ejercicio de la autodeterminación, conforme a las normas establecidas por Naciones Unidas (especialmente la resolución 1541 (XV) de la Asamblea General, de 1960), puede llevar a un territorio a convertirse en un estado independiente y soberano, a asociarse libremente a un estado independiente o a integrarse dentro de un estado independiente, siempre que ello sea una elección libre y voluntaria de la población del territorio, expresada a través de métodos democráticos y ampliamente difundidos, fundados en el sufragio universal.

Poco después, luego del inicio de la “marcha verde” por parte de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, España sometió la cuestión al Consejo de Seguridad. El Consejo adoptó en octubre y noviembre de 1975 las resoluciones 377, 379 y 380 haciendo un llamamiento a las partes a actuar con moderación para evitar un empeoramiento de las tensiones en la región y a la celebración de consultas con “las partes interesadas” para encontrar una solución pacífica a la situación, de acuerdo con el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas.

Es dentro de este contexto como se llego el 14 de noviembre de 1975 a la firma en Madrid de la “Declaración de Principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sáhara Occidental”, instrumento que estableció una administración temporal conjunta del territorio, previendo también que la opinión de la población saharaui fuera respetada. Este acuerdo tripartito fue comunicado a las Naciones Unidas y la Asamblea General se pronunció sobre la cuestión en la resolución 3458 (XXX) del 10 de diciembre de 1975: la Asamblea ha tomado nota de la Declaración de Madrid y al mismo tiempo ha insistido sobre el hecho que la descolonización del territorio no ha sido completada por un acto de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental bajo los auspicios de Naciones Unidas, dando un mandato al Secretario General de la ONU para el seguimiento de esta cuestión. Conforme a las previsiones contenidas en la Declaración, en febrero de 1976 España dejó el territorio, como así también la administración provisional, dejando la responsabilidad de la administración del Sáhara Occidental conjuntamente a Marruecos y a Mauritania. A continuación, estos dos países suscribieron en abril de 1976 un acuerdo bilateral relativo a la repartición del territorio entre ellos.

Mientras tanto, el movimiento de liberación Frente Polisario (FP), que fue fundado en 1973, llevaba a cabo un combate de resistencia, primero contra España, como poder administrador, luego contra Marruecos y Mauritania, a la vez que proclamó la “República Árabe Saharaui Democrática” (RASD) a fines de febrero de 1976. Una parte importante de la población autóctona abandonó el territorio estableciéndose en campos de refugiados vecinos a Tindouf en Argelia, muy cerca del Sáhara Occidental. Un conflicto armado enfrentó al FP, por un lado, y a Marruecos y Mauritania, por otro lado, el que continuó hasta agosto de 1979, momento en que Mauritania decidió abandonar el conflicto, dejando la parte del territorio que ella poseía y firmando un acuerdo de paz con el FP. El conflicto ha continuado durante años entre el FP y Marruecos, que ha logrado controlar hasta la fecha la mayor parte del Sáhara Occidental gracias a la construcción, entre 1980 y 1987, de una serie de muros fortificados que se extienden por 2.700 kilómetros de largo del Noreste al Suroeste del territorio.

Además de los órganos políticos de Naciones Unidas, la principal institución del continente en esa época, la Organización para la Unidad Africana (OUA), se interesó activamente por esta cuestión, en particular a partir de la Cumbre Africana celebrada en Monrovia en 1979 que estableció un Comité ad hoc de la OUA para trabajar en la preparación de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental en cooperación con la ONU. En ocasión de la Cumbre que tuvo lugar en Nairobi en 1981, el Rey de Marruecos hizo suyo el principio de un referéndum popular en el territorio y la siguiente Cumbre, celebrada en Addis Abeba en 1983, logró aprobar un Plan de Paz para la cuestión del Sáhara que incluyó, entre otras, disposiciones para la celebración de un referéndum con participación de la ONU y de la OUA. Sin embargo, la admisión de la RASD como miembro de la OUA acarreó el retiro de Marruecos de la Organización en 1984, lo que no ha dejado de complicar la puesta en marcha de este Plan.

A pesar de estas dificultades, la ONU y la OUA continuaron tratando de concertar sus esfuerzos diplomáticos y en 1988 el Secretario General de la ONU y la Presidencia en ejercicio de la OUA presentaron a las partes en conflicto (Marruecos y FP), en reuniones separadas, las “Propuestas” con miras a lograr un arreglo justo y definitivo de la cuestión del Sáhara Occidental, mediante el establecimiento de un cese al fuego y la organización de un referéndum de autodeterminación sin restricciones, bajo la autoridad de Naciones Unidas con la cooperación de la OUA. Las partes, en forma separada, aceptaron en principio estas Propuestas, a las cuales aportaron observaciones.

Durante este periodo también hubo otros sucesos importantes en la región que ayudaron al proceso, especialmente el acercamiento entre Argelia y Marruecos, el encuentro en Marrakech del Rey de Marruecos con los dirigentes de Polisario en 1989 y la creación, el mismo año, de la Unión del Magreb Árabe reuniendo a Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez, la cual sin embargo, no ha producido los resultados dados por descontados en un principio, entre otras razones, a causa de las diferencias sobre el Sáhara Occidental.

Contando con el apoyo explícito de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad que había retomado en esta ocasión su examen de la cuestión del Sáhara, el Secretario General, Javier Pérez de Cuéllar, con el concurso de la OUA, pudo continuar el proceso de negociación con las partes hasta llegar a un “Plan de Arreglo” más detallado que fue aceptado separadamente por las partes y endosado por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General entre 1990 y 1991.

El Plan de Arreglo fue adoptado en abril de 1991 por el Consejo de Seguridad en su resolución 690 que también creo la Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), para supervisar y acompañar su implementación. El cese al fuego entró en vigor en septiembre del mismo año. Estos dos elementos del plan de paz siguen vigentes, pero el proceso para la celebración de un referéndum con dos opciones (plena independencia o integración con Marruecos) ha tropezado con dificultades para su aplicación, en particular aquéllas relativas a la composición del electorado, a pesar de las actividades desplegadas por la Comisión de identificación establecida por las Naciones Unidas. El proceso de identificación de los electores, basado en el último censo español de 1974 actualizado y ajustado, permitió ciertos avances durante los años siguientes, pero nunca ha llegado a una conclusión formal a causa de las posiciones opuestas de las partes sobre ciertas cuestiones importantes (especialmente sobre la interpretación de los “criterios de admisibilidad” establecidos por el Secretario General).

En vista de este estancamiento, el nuevo Secretario General de la ONU, Kofi Annan, nombró en 1997 a James Baker, antiguo Secretario de Estado de los Estados Unidos, como su Enviado personal para tratar de superar las dificultades que impedían la aplicación del Plan de Arreglo. Por primera vez, James Baker logró organizar un diálogo directo entre las partes (Marruecos y FP), con observadores de Argelia y Mauritania como países vecinos; de ese diálogo emanaron los Acuerdos de Houston de 1997 que precisaban un cierto número de cuestiones pendientes del Plan de Arreglo, incluyendo la identificación de los electores. Sobre esta base, la Comisión de identificación arribó en 1999 a una lista provisional compuesta de 85.000 electores, pero la presentación de un gran número de reclamos produjo el atascamiento del proceso y la celebración del referéndum debió ser una vez más aplazada.

Siendo así, el Secretario General y su Enviado personal llegaron a la conclusión de que los obstáculos para la puesta en marcha del Plan de Arreglo no tenían solamente relación con aspectos técnicos, sino que tocaban a la arquitectura misma del Plan, con la elección contrastante propuesta en el referéndum (independencia o integración con Marruecos). Enseguida los esfuerzos de la ONU se concentraron en la búsqueda de vías intermediarias, que en todo caso deberían ser ratificadas por un compromiso entre las partes. Luego de contactos con las partes, el Enviado especial sometió en 2001, como base de discusión, un Proyecto de Acuerdo Marco (conocido como Plan Baker-I) que preveía especialmente una mayor autonomía para el Sáhara dentro de Marruecos, con un periodo transitorio que estaría seguido por un referéndum en el cual podrían participar todos los adultos residentes en el territorio. Este plan fue aceptado en principio por Marruecos, pero fue rechazado por el FP.

En vista de esta situación, el Secretario General consultó al Consejo de Seguridad, al cual sometió varias opciones sobre la política a seguir por las Naciones Unidas en cuanto a este caso. Luego de un debate, el Consejo adoptó en julio de 2002 su resolución 1429 en la cual se declaro “determinado a asegurar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que asegure la autodeterminación del pueblo de Sáhara Occidental dentro del marco de arreglos compatibles con los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas”.

Luego de realizar nuevos contactos con las partes, el Enviado personal presentó en 2003 una nueva propuesta, titulada “Plan de paz para la autodeterminación del pueblo de Sáhara Occidental” (conocido como Plan Baker-II), que contiene varios elementos: una mayor autonomía, con una Autoridad autónoma elegida por un electorado saharaui (basado en la lista provisoria establecida por la Comisión de identificación), que funcionaría durante un periodo de cuatro o cinco años, al cabo de los cuales se realizaría un referéndum sobre el status definitivo de Sáhara Occidental, en el cual podrían participar todos los adultos residentes en el territorio (es decir, un mayor electorado). El Consejo de Seguridad, en su resolución 1495 adoptada en julio de 2003, expresó su apoyo a este Plan, que calificó como una “solución política óptima basada en un acuerdo entre las dos partes”, al mismo tiempo que demandó “a las partes trabajar con la ONU y uno con el otro con miras a la aceptación y a la aplicación del Plan de paz”.

No sin algunas dudas, el FP expresó su disposición a explorar el Plan Baker-II con miras a su aplicación. Por su parte, Marruecos expresó reservas y finalmente, en 2004, rechazó el Plan, argumentando que el régimen de autonomía no podía ser transitorio sino definitivo y explicando que ya no aceptaba que la opción de independencia fuera sometida al electorado al final del proceso previsto. Este nuevo bloqueo llevó a James Baker a renunciar como Enviado personal del Secretario General para el Sáhara Occidental.

A continuación, el proceso no logró avances de manera sustancial. A partir de 2007, con la adopción de la resolución 1754, el Consejo de Seguridad puso el acento en la necesidad de encontrar una solución consensuada entre las partes sobre el fondo de la cuestión, partiendo de propuestas formuladas por las mismas partes. En efecto, el FP presentó una “Proposición para una solución política mutuamente aceptable que asegure la autodeterminación del pueblo de Sáhara Occidental” y Marruecos sometió una “Iniciativa para la negociación de un status de autonomía para el Sáhara” (del cual el Consejo resaltó los “esfuerzos serios y creíbles”). El Consejo, que reafirmó “su voluntad de ayudar a las partes a llegar a una solución justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo de Sáhara Occidental dentro del marco de arreglos conformes a los objetivos y principios enunciados en la Carta de Naciones Unidas”, demandó a las partes entablar negociaciones de buena fe sin condiciones previas para llegar a esta solución y encargó al Secretario General organizar estas negociaciones bajo sus auspicios. Dentro de estas grandes líneas, este es siempre el marco que gobierna la política de las Naciones Unidas con respecto al expediente del Sahara Occidental.

Desde entonces, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y su Enviado personal (actualmente el Embajador Christopher Ross) se han esforzado por acercar las posiciones de las partes para tratar de encontrar un terreno común sobre el cual poder edificar la “solución política mutuamente aceptable”, tan buscada. Hasta ahora, estos esfuerzos no han dado resultados, cada parte se mantiene cerrada en su propia posición y no demuestra apuro por examinar o, al menos, comentar la propuesta de la otra parte. Es por esta razón que el Secretario General y su Enviado personal no han juzgado útil organizar negociaciones formales, prefiriendo realizar hasta ahora viajes a las capitales de la región y reuniones informales con las partes (e igualmente con observadores de Argelia y de Mauritania) para continuar explorando posibles vías para salir del estancamiento. Desde 2007, una decena de reuniones informales de este tipo se han sostenido, sin que se hayan conocido avances palpables.

En su último informe al Consejo de Seguridad (2015), el Secretario General de la ONU, expresando sus temores ante el desarrollo de fuerzas terroristas en las regiones vecinas, reiteró su llamamiento a las negociaciones sobre la base del derecho del pueblo del Sáhara Occidental a su autodeterminación.

Junto con estos esfuerzos diplomáticos, la ONU, además de entregar asistencia humanitaria a los refugiados saharauis en los campamentos de Tindouf, se ha esforzado en desarrollar un programa de medidas de reforzamiento de la confianza entre las partes (contemplando, entre otras, intercambios de visitas familiares) y facilitar la asistencia técnica a las partes en materia de formación y supervisión del respeto a los derechos humanos.

 

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Por otra parte, la Unión Africana (UA), que sucedió a la OUA en 2002, y sigue manteniendo en terreno una oficina de enlace con MINURSO, conforme al papel que le incumbe de acuerdo al Plan de arreglo de 1991, se ha mostrado recientemente más activa en la búsqueda de una solución justa y duradera a la cuestión del Sáhara Occidental. En especial, la Unión ha decidido reactivar el Comité ad hoc de Jefes de Estado y de Gobierno sobre el Sáhara Occidental y nombrar al antiguo Presidente de Mozambique, Joaquim Chissano, como Enviado especial de la UA sobre esta cuestión. La UA se ha dirigido asimismo al Secretario General de la ONU y al Consejo de Seguridad para subrayar el interés del continente africano a que el conflicto sea resuelto definitivamente y la disposición de la UA a trabajar con la ONU en este sentido.

La Unión Africana, que no ha podido reunir a las dos delegaciones, marroquí y saharaui, desde 1984, se mantiene comprometida con la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas relativas a la organización de un referéndum sobre la base de la autodeterminación y continúa solicitando la inclusión de los derechos humanos en el mandato de la MINURSO.

Complementando la mirada internacional y continental en que se enmarca este conflicto, también es necesario tener presente la dimensión de la región del Magreb Árabe. El conflicto que enfrenta a Marruecos y al Frente Polisario desde hace ya casi cuarenta años se mantiene no obstante el cese el fuego de 1991 y las diferentes tentativas por encontrar una solución justa y durable, ya antes esbozadas.

Las resoluciones de Naciones Unidas fundadas en el derecho de los pueblos a su autodeterminación y los múltiples llamamientos de las partes involucradas a encontrar una salida a la crisis, no han hecho sino mantener el statu quo de “ni guerra ni paz”, con un rol de contención por parte de MINURSO, escenario que aun cuando satisfaga a algunos, es para otros portador de graves amenazas.

La UA, al demandar la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas en este caso, se queda en una posición de principio que consagra la autodeterminación de los pueblos, por una parte, y la intangibilidad de las fronteras, por otra. El primero de éstos inscrito en su Carta, ha suscitado desde siempre vivas reservas de parte de Marruecos. El reconocimiento de la RASD en 1984 provocó, como ya se ha dicho, el retiro de Marruecos de la organización, no obstante haber sido uno de sus fundadores. Es un testimonio del renovado interés que la UA expresa por la cuestión del Sáhara Occidental, la designación de Joaquim Chissano como su representante a cargo de ocuparse y dar seguimiento al expediente.

Desde la perspectiva de la Unión del Magreb Árabe (UMA), el estado actual del conflicto entre Marruecos y el FP y sus repercusiones negativas en las relaciones entre países del área, tiene consecuencias negativas sobre la instancia y la mantiene en una suerte de estado de hibernación. La frontera de Marruecos con Argelia permanece cerrada desde el mes de agosto de 1994 y desde aquella misma fecha no ha sido posible llevar a cabo ninguna cumbre de Jefes de Estado de la UMA. 

La actual situación puede considerarse insostenible e impone el más pronto despliegue de los esfuerzos necesarios para salir de la actual crisis. Hay múltiples razones para explicar la urgencia en la acción:

El conflicto es ya es uno de los más largos de nuestra época, con todos los sufrimientos que apareja: familias desplazadas, refugiados dependientes de la ayuda internacional y viviendo en campamentos en condiciones precarias; tensiones en las relaciones entre los países del área que les conducen a una mayor inversión en el ámbito de la defensa (por ejemplo en armamentos y en la construcción, resguardo y mantención de contingente que resguarda el Muro de 2700 kilómetros que divide el Sáhara Occidental). 

La construcción de un Magreb integrado, hoy paralizada, habría permitido otorgar a las naciones que lo componen, por la vía de la inversión en infraestructura, proyectos trasfronterizos, etcétera, una política coordinada de lucha contra la pobreza y el desempleo, permitiéndoles mejores condiciones de desarrollo económico y social. 

 La política de apertura adoptada por Marruecos, reforzada indirectamente por la ola de la Primavera Árabe, ha provocado entre los jóvenes de origen saharaui un despertar y una toma de conciencia que les lleva a contestar el orden establecido, reivindicando en un mismo impulso la mejoría de sus condiciones sociales y la afirmación de su estatus ciudadano, que integra los aspectos de la libertad y los derechos humanos. Esta evolución se nota en ambas partes. La ausencia de respuesta rápida, o en su defecto, de perspectivas promisorias claras, pueden empujara a una juventud desesperada hacia otras formas de contestación. El terrorismo djihadista que golpea la región puede aparecer como una “solución” radical atractiva. Si tal fuera el escenario, la comunidad internacional se vería confrontada a un conflicto de una naturaleza distinta.

Sin embargo, en paralelo a esta descripción sombría de una situación bloqueada, dominada por parte de los beligerantes por la regla del todo o nada, deben recordarse dos signos de esperanza:

En primer término, las posiciones no han sido de una intransigencia absoluta. Marruecos a menudo ha oscilado entre la autodeterminación y la autonomía antes de fijar su opción por una autonomía ampliada, de acuerdo a la conocida fórmula del rey Hassan “todo es negociable con excepción del sello y la bandera”. El Plan Baker I fue recibido favorablemente por Marruecos, tal como el Plan Baker II lo fuera por el Polisario, lo que deja a las futuras negociaciones un cierto margen;

En segundo, el período entre 1988 y 1991 estuvo marcado por una distención cierta y por la creación de la UMA en 1989, así como por el cese el fuego de 1991 y la puesta en funcionamiento de la MINURSO. Tales resultados pudieron obtenerse gracias a los esfuerzos concertados de todas las partes concernidas: la ONU, la UMA, sin olvidar el rol de mediación que jugara el rey Fahd de Arabia Saudita.

Teniendo presentes los principales hitos que han marcado estos 40 años de conflicto y las dificultades del momento presente y el aparente inmovilismo de cada parte en su propia posición, así como un cierto olvido por parte de la comunidad internacional ante el conflicto, la misión pasa a exponer en su informe una descripción del programa que desarrollara en Rabat, Laayoune y Tindouf, para luego presentar su evaluación y conclusiones y –finalmente- avanzar propuestas y recomendaciones. 

 

4. Descripción de las actividades y encuentros de la misión

En la visita de la misión a la región hay que distinguir tres momentos en los que pudo encontrarse con actores de naturaleza diversa y observar realidades distintas: las estancias en Rabat, en Laayoune y en los campamentos cercanos a Tindouf. La misión expresó que habría sido de su interés el haber sostenido también reuniones en Argel y Nouakchott para tener una visión más acabada de la cuestión.

En un primer momento, la misión cumplió un programa de dos días en la ciudad de Rabat, capital del Reino de Marruecos. En esta primera etapa, la agenda de la misión había sido previamente consensuada entre el Secretariado de la IS y su partido miembro en Marruecos, la USFP, uno de cuyos responsables, Abdessalam Eddebbarh, acompañó a la delegación durante las etapas de Rabat y Laayoune.

El día 3 de mayo, por la noche, la misión cumplió su primera actividad del programa oficial, participando en una cena ofrecida por el Primer Secretario de la USFP, Driss Lachgar. En la oportunidad, el líder del partido miembro de la IS invitó a otros dos líderes políticos de las fuerzas de oposición marroquíes (el Partido Istiqlal y el Partido de Autenticidad y Modernidad), de modo que la misión pudiera conocer del modo más amplio y completo posible la posición de las fuerzas de oposición en relación con el expediente del Sáhara Occidental, según explicó el anfitrión. Asimismo, participaron en la cena el presidente del Comité de Migraciones de la IS, Habib El Malki (dirigente de la USFP), y el presidente del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, Driss El Yazami.

Durante la cena, el Primer Secretario de la USFP reiteró su compromiso personal y el del partido con el éxito de la misión, subrayando el espíritu de colaboración y facilitación para materializar los encuentros programados, así como la voluntad de su partido para posibilitar que la misión encontrara en Laayoune sin interferencias a personas o entidades con distintos puntos de vista sobre la cuestión. Expresó que su esperanza era que la mano marroquí tendida y abierta a la misión, encontrara un eco de la contraparte durante el desarrollo de la misión, y se pueda avanzar hacia una solución sin vencedores ni vencidos y con honor para todos.

Lachgar enfatizó su interés en que la IS -a través de esta misión, de su informe y de las decisiones que a futuro hayan de adoptarse- pueda hacerse una mejor idea de la realidad del conflicto, que para él se trata fundamentalmente de un diferendo geopolítico entre Marruecos y Argelia, más que de la reivindicación de autodeterminación de la población saharaui.

A continuación, la misión tuvo la oportunidad de escuchar al presidente del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, Driss El Yazami, quien presentó la institución que encabeza, su rango y autonomía a nivel constitucional, su funcionamiento a nivel de las regiones del país por la vía de sus Comités y Comisiones, en los que interactúan funcionarios públicos y representantes de la sociedad civil. Recalcó que a nivel del Sáhara Occidental (donde el Consejo tiene una de sus sedes), el organismo había cursado la invitación a integrarse a sus trabajos a diversos actores de la sociedad civil, reconociendo en todo caso que a pesar del espíritu inclusivo algunas asociaciones de inspiración separatista habían optado por no sumarse a la iniciativa. Explicó el modo en que reciben las denuncias y cómo procesan éstas y las representan a las autoridades gubernamentales y a los tribunales de justicia. Asimismo, también explicó que la institución está embarcada también en actividades de formación y de construcción de una cultura de respeto a los derechos humanos, como por ejemplo la formación de oficiales y suboficiales policiales, actividad en la que el CNDH recibe el apoyo de instancias internacionales. Al mismo tiempo, destacó sus acciones en el ámbito de los derechos culturales y de la diversidad, de la situación de la mujer y de las personas y grupos vulnerables, de la incorporación de temáticas de derechos humanos en los programas escolares, entre otras acciones. A su juicio, según explicó, en el Sáhara Occidental su institución ha detectado dos tipos de problemas: a) por una parte reclamos referidos a las limitaciones a la libertad de asociación y al reconocimiento de determinadas asociaciones por parte de la autoridad (explicó que ante la negativa o el silencio de la administración, existe para la asociación que se ha visto perjudicada la posibilidad de recurrir a la justicia ordinaria); y b) denuncias en relación a la vulneración del derecho a manifestarse. Comentó, adicionalmente, que muchas de las manifestaciones en la zona del Sáhara Occidental obedecen a demandas socioeconómicas (trabajo, por ejemplo).

El día lunes 4 de mayo, a las 9:30 horas, la misión fue recibida por el Presidente de la Cámara de Consejeros (Senado) del Reino, Mohamed Cheikh Biadillah. El Presidente explicó las competencias y modo de funcionamiento de la Cámara de acuerdo a lo establecido por la Constitución de 2011: un sistema parlamentario bicameral, en el que además de esta Cámara de Consejeros se contempla la existencia de una Cámara de Diputados. El Senado se conforma por 270 Consejeros, los que representan las 8 principales colectividades políticas marroquíes, la USFP entre ellas. El Senado, según explicó su Presidente, se integra en 3/5 partes por Consejeros electos localmente y en 2/5 partes por representantes de Cámaras Profesionales y representantes del mundo sindical. En lo que respecta a la situación del Sáhara Occidental, en su opinión el Mundo Árabe y el Norte de África atraviesan por un momento histórico de alta complejidad en el que se entremezclan -entre otros fenómenos- el terrorismo, los estados fallidos, el crimen organizado, las migraciones. Marruecos aparece, según su concepto, como una nación segura, estable y democrática, que ha sabido avanzar en temas tales como la situación de la mujer, la adopción de un código de la familia, la construcción de un sistema político multipartidista. Es un país -mosaico de pueblos, según dijo- en el que se ha sabido respetar la diversidad, se han garantizado constitucionalmente las lenguas, la cultura, el culto. Al mismo tiempo, en términos de desarrollo económico, es una nación que a pesar de la crisis ha mantenido un crecimiento sostenido y estable durante los últimos años. En paralelo, es un país que conoce desafíos como la migración, el terrorismo y las mafias. En ese contexto, el problema de las Provincias del Sáhara, de las que es originario, ha venido entorpeciendo desde hace largos años la integración del gran Magreb árabe, zona con una población superior a las cien millones de personas que sacrifica del orden del 2% de su potencial PIB cada año a causa de esta falta de integración. Para él, el reto de la integración de una región que comparte los mismos retos en materia de economía, seguridad y respeto al medioambiente, es hoy particularmente apremiante. El Presidente expuso a la misión su visión del origen del Frente Polisario, del cual él mismo participó, su lucha desde inicios de los años '70, sus conexiones con Argelia y Libia, el proceso de descolonización de España y la reintegración del Sáhara Occidental a Marruecos. A su juicio, el signo distintivo del nacimiento del Frente fue la lucha por la liberación, no por la independencia. Insiste en que, a su juicio, el problema es un diferendo entre Marruecos y Argelia y expresa que tampoco tiene expectativas en que la realización de un referéndum fuese a resolver la situación. Por otro lado, expreso, a título personal, la opinión de que Marruecos no debería haberse retirado, en su momento, de la Organización de la Unidad Africana, porque de ese modo estaría ahora en mejores condiciones para defender su causa dentro de la organización continental.

A continuación, la misión sostuvo un encuentro con un joven diputado originario de Laayoune, venido de una tribu saharaui, del partido de oposición Istiqlal, quien también defendió la posición que la situación del Sáhara Occidental se trata ante todo de un conflicto entre Marruecos y Argelia. A su juicio, los grupos separatistas se encontrarían en Tindouf pero serían minoritarios, y los saharauis en Laayoune apoyarían la propuesta marroquí de un régimen de autonomía; debería ser a ellos a quienes de escuchara, antes que a los saharauis que se ubican hoy en territorio de Argelia, Mali o Mauritania, sostuvo. En relación con el referéndum, planteó que la principal dificultad para que éste tuviera lugar se encontraba en la determinación del cuerpo electoral.

La misión fue también recibida por breves minutos por la Comisión Parlamentaria del Interior, la que discutía en esos momentos el proyecto de ley que prevé la regionalización del Reino y conforme al cual, se nos informo, se celebrarán elecciones regionales antes de finales del presente año.

A mediodía del 4 de mayo, la misión se encontró con el presidente del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sáhara (CORCAS), Khalihenna Ould Errachid, miembro de una de las grandes tribus saharauis, y con los miembros del organismo, entre ellos su secretario general, Maouelainin Ben Khalihanna Maouelainin. Durante el encuentro, el presidente entregó una memoria escrita de las actividades de la institución, así como información de carácter histórico sobre el Sáhara Occidental. El presidente compartió con la misión su visión de la historia del conflicto. En lo que respecta a los antecedentes más actuales, puede subrayarse que a su juicio, con la creación de la MINURSO en 1991, además de alcanzarse un cese el fuego que suponía poner fin a una guerra que había durado ya desde 1976, se avanzó el proceso de identificación del cuerpo electoral que habría de participar en el referéndum de autodeterminación del Sáhara, el que duró entre 1993 y 2004. Sin embargo, agregó, esta determinación del cuerpo electoral habría fracasado para el año 2004, lo que se saldó con la renuncia del Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, James Baker. Precisamente en ese contexto de parálisis, intervino la propuesta del rey Mohamed VI de conceder una autonomía al Sáhara Occidental, el año 2006. Explicó que la propuesta autonómica es similar al modelo español y se estructura a partir de tres principios: reconoce la soberanía marroquí, responde a las reivindicaciones saharauis y recoge estándares autonómicos. Esta propuesta de autonomía, de acuerdo al presidente del CORCAS, es la que ha venido alimentando el debate y los avances conocidos a nivel de NN.UU. desde 2007; sin embargo, destaca que en esta negociación hay "partes fantasmas" (Argelia) y que el Frente Polisario no se encuentra en condiciones de negociar. Por lo mismo, sostuvo que Marruecos tiene que avanzar solo en este expediente. Señaló también su extrañeza por el reconocimiento de la RASD por la Unión Africana antes de la realización del plebiscito. Concluyó sosteniendo que hoy el Consejo de Seguridad de la ONU conoce a cabalidad la propuesta marroquí, la que considera ofrece una salida honorable a todas las partes.

En horas de la tarde, la misión fue recibida por el presidente y el secretario general del Consejo Económico, Social y Ambiental de Marruecos, Nizar Baraka (quien fuera ministro de Economía del Reino) y Driss Guerraoui, respectivamente. La institución, según señalaron, tiene rango constitucional desde el texto de 2011 y con anterioridad se había dictado su ley orgánico-constitucional en 2010. Se conforma por un centenar de miembros que representan las sensibilidades de la patronal, el mundo sindical y los expertos. Su misión es, en cierta manera, ser el portavoz de la sociedad civil organizada al gobierno al momento de adoptarse políticas públicas o proponerse medidas legislativas. Sus informes y opiniones son transmitidos al gobierno y al parlamento, los que deben dar cuenta de cómo consideraron las posiciones del Consejo. En lo que respecta a la situación del Sáhara Occidental y en general las provincias del Sur del Reino, el Consejo está preocupado del desarrollo del área y ha venido profundizando en el tema de la autonomía, sus distintas fases y las transferencias de poderes y competencias. En el balance de los responsables del CES, en la zona se encuentra un PIB superior a la media nacional, un buen acceso a derechos sociales y una tasa de pobreza baja; agregó que alrededor del 50% de las ayudas directas del Estado se dirigen a la zona y que se han conocido importantes inversiones en infraestructura durante los últimos años. Como puntos en contra, mencionó que el Estado produce más del 30% del PIB regional; que el desempleo prácticamente dobla el promedio nacional (17% contra 9%, respectivamente) y la participación de la mujer en el mundo del trabajo también está muy por debajo del promedio nacional (12% contra 25%). Asimismo, la zona del Sáhara Occidental, según explicó, ha estado exenta del pago de impuestos durante cerca de 40 años. La propuesta del CES para la zona considera el desarrollo de clusters, trato diferenciado a nivel de subregiones, explotación sustentable de recursos naturales, incorporación de valor agregado a los productos locales, entre otras medidas. Concluyó la reunión con la información del Presidente del Consejo sobre la realización en curso de un estudio orientado a avanzar propuestas de cambio en profundidad del modelo de desarrollo económico de la zona, en el que se propondrían - entre otras medidas - fomentar la inversión privada, generar empleos y comenzar a percibir distintos tipos de impuestos. Consultado sobre la relación entre los ingresos estatales (que básicamente provienen hoy de la explotación de recursos minerales y pesqueros en la zona) y los gastos públicos en el Sáhara Occidental, dijo que en la actualidad ésta era de 1 a 7, si bien no se profundizó en el modo en el que se calcula y obtiene este resultado. 

Con posterioridad, la misión se trasladó a la sede del partido USFP, en donde volvió en encontrar a su Primer Secretario y a otros dirigentes. Durante la visita, los responsables del partido insistieron en la necesidad de que la misión fuera consciente de los siguientes puntos centrales, según su opinión: la región vive en un escenario de gran inestabilidad y Marruecos representa un factor de contención y de equilibrio; el dossier del Sáhara Occidental es y será de difícil avance mientras no se devele cuáles son las auténticas partes del conflicto, es decir Argelia y Marruecos; Marruecos ya ha movido su juego, proponiendo al pueblo saharaui un estatuto de autonomía, ahora hace falta que se responda desde la otra parte.

El día martes 5 de mayo, en horas de la mañana, la misión visitó la sede en Rabat de la Agencia de Desarrollo de las Provincias del Sur (o Agencia del Sur). En la oportunidad, su Director General, Ahmed Hajji, junto con parte de su equipo, mostraron a la misión los programas y las actividades que están desarrollando en la región, que engloba otras provincias del Sur, además de las que constituyen el Sáhara Occidental. El Director puso de relieve algunas de las particularidades de la zona de la que se ocupa la Agencia, que, según afirmó, alcanza el 58% del territorio del Reino, pero solamente el 3,5% de la población del país. Informó sobre los distintos proyectos en curso, muchos de los cuales se llevan adelante en asociación con organismos internacionales como el PNUD, o con actores locales, profesionales y representantes de la sociedad civil. La Agencia, según explicó, tiene una vocación de trabajo interministerial y se ordena bajo la tutela directa del Primer Ministro; actualmente está trasladando sus locales centrales a Laayoune. El Director, además, indicó que en el diseño institucional de Marruecos también existen otras dos Agencias similares, la del Norte y la del Oriente.

 

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En horas de la tarde, la misión se desplazó por vía aérea a la ciudad de Laayoune. Al llegar a la ciudad, la misión realizó una rápida visita del conjunto urbano, pudiendo formarse una visión sumaria de su emplazamiento y de sus construcciones e infraestructuras en curso de ejecución. 

Su primera actividad consistió en una cena con el gobernador de la wilaya de Laayoune-Boujdour-Sakia el Hamra, Yahdih Bouchaab, quien se presentó como originario del territorio, habiendo pertenecido durante un largo periodo al Frente Polisario, al que llegó a representar en Francia según señaló, para luego aceptar la soberanía de Marruecos, habiéndose desempeñado como embajador del Reino en Suecia antes de asumir sus actuales funciones. Durante el encuentro, el gobernador expuso su visión de la situación del territorio, que calificó en general de tranquila, aunque no ocultó los acuciantes problemas económicos y sociales, en particular el desempleo. Se extendió sobre los problemas del entorno regional (extensión del terrorismo, tráficos ilícitos, migraciones irregulares, etc.), que no dejan de resultar preocupantes y que requerirían una acción concertada por parte de los países de la región, con la asistencia apropiada de otros países y organizaciones de la comunidad internacional. Se mostró convencido de que la vía de la solución del conflicto del Sáhara estaba en la opción de un régimen de autonomía conforme a los parámetros ofrecidos por Marruecos y a la nueva ley de regionalización, en curso avanzado de elaboración.

La mañana del miércoles 6 de mayo, la misión inició sus actividades visitando el Ayuntamiento de la ciudad. Fue recibida por el Presidente de la Comuna Urbana (Alcalde) de Laayoune, Moulay Hamdi Ould Errachid (hermano del Presidente del CORCAS), miembros del Concejo Municipal y equipos técnicos. Durante cerca de media hora, la misión escuchó la presentación de un arquitecto municipal sobre las obras urbanas en curso, proyectadas y las ya concluidas. Se pasó revista y se proyectaron imágenes de plazas, estadios, centros comunitarios, escuelas, bibliotecas, zoológico, piscinas, obras viales y, en general, otras instalaciones y construcciones tendientes al desarrollo urbano y al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. Tras la exposición del profesional, el Alcalde enfatizó que se han invertido más de 45 millones de euros en tratamiento de aguas servidas y se han hecho importantes inversiones en centros sanitarios y escolares. El Municipio tiene, según dijo, un ambicioso programa de inversión y desarrollo, adecuadamente coordinado y financiado con la administración central de Marruecos (entre los socios de mayor significación mencionó al ministerio del Interior y a la Agencia del Sur). Estas obras, agregó, además permiten combatir el desempleo en la comuna, porque al menos el 70% de los empleos que se originan con estos proyectos debe ser cubierto por personal local. Cuando se le preguntó por la población actual de la ciudad, el Alcalde respondió que había crecido considerablemente en las últimas cuatro décadas, habiendo alcanzado un cuarto de millón de habitantes (sin precisar el porcentaje de ellos que fuesen originarios del territorio y el que corresponda a las personas que se hayan desplazado a él, procedentes de regiones  situadas más al norte). Al ser consultado sobre la viabilidad futura de mantener ese nivel de inversión para una región que desde hace 40 años vive exenta de impuestos, Ould Errachid respondió que este modelo de desarrollo era sustentable y armonizaba bien con la propuesta de “autonomía reforzada” propuesta por Marruecos. El Alcalde de Laayoune concluyó su exposición señalando que, a su juicio, la propuesta de autonomía reforzada es la salida más conveniente y honrosa para todas las partes.

A continuación, la misión se reunió con Kim Bolduc, representante especial del Secretario General de Naciones Unidas y Jefa de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO). En el encuentro también participó Enrico Magnani, encargado de comunicación de la Misión. La señora Bolduc expuso a la misión las dificultades que cotidianamente encontraban en lo que respecta al adecuado manejo de las informaciones que reciben en el terreno. Al mismo tiempo, agradeció y valoró el envío de esta misión de la IS, por cuanto en su opinión “lo peor que le puede pasar a un conflicto es ser olvidado”. Expuso que al momento presente el conflicto se encuentra en un punto de particular bloqueo y no se ve claridad sobre cómo éste podrá ser superado, lo que complica el trabajo de Naciones Unidas. Si bien es cierto que la interrupción del diálogo entre las partes es algo que ya se arrastra desde 2012, el momento actual aparece como de mucho mayor bloqueo que cualquier otro en los tres años anteriores. Las principales acciones que hoy realiza la Misión que ella encabeza, recuerda, hoy tienen más que ver con labores de tipo militar (garantizar el cese el fuego, junto con el desminado y las medidas de confianza) que se suman a su mandato central, cual es organizar el referéndum de autodeterminación. Comenta que ha habido voces y solicitudes para ampliar su mandato también al ámbito de los derechos humanos, lo que hasta ahora no se ha materializado, básicamente por la oposición de Marruecos. La Misión que encabeza se ha movido con la imparcialidad que corresponde, lo que la ha hecho presa de constantes acusaciones de los dos bandos en conflicto. Acota que ella ve dificultades objetivas para avanzar en una solución política dada la enorme asimetría de fuerzas entre Marruecos y el Frente Polisario. En lo que respecta a las actividades de la Misión en el lado oriental del muro, principalmente se concentra en labores de desminado, aunque la MINURSO tiene voluntad en avanzar en un censo de los refugiados que actualmente se encuentran en los campamentos de la zona de Tindouf.

Bolduc, adicionalmente, desmintió acusaciones que se han hecho escuchar sobre la supuesta mala gestión de la ayuda que se recibe del Programa Alimentario Mundial, al tiempo que aclaró que, por las condiciones geográficas y climáticas en las que se vive en los campamentos, las personas no están en condiciones de producir sus propios alimentos, por lo cual hay que suministrárselos. Reconoció, además, que de momento el Frente Polisario ha manifestado su resistencia a la realización del censo en la zona de Tindouf, lo que genera la reacción crítica de Marruecos. Al mismo tiempo, añadió, el Polisario expresa su rechazo a que la MINURSO no tenga un mandato en materia de derechos humanos y que este expediente sea cubierto en la práctica por los representantes de ACNUR, aun cuando el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos haya comprometido la realización de visitas periódicas a ambos lados del muro. Subrayó que, a su juicio, una de las circunstancias más sensibles y que dificultan cualquier intento de relanzar el diálogo es el bloqueo de la información por parte y parte. Al mismo tiempo, señala, la Misión ha tratado de establecer lazos con la sociedad civil, lo que hasta ahora ha resultado de gran dificultad y precisa ser profundizado, a su juicio. Finalmente, en lo que respecta a la situación de la Misión que dirige, Bolduc hizo presente que se enfrenta en estos momentos a una tensión especialmente aguda, por cuanto el Informe del SG y la resolución del Consejo de Seguridad de 2014 fueron leídos por el Frente Polisario como una clara señal de avance, al punto de llegar a declarar que el año 2015 sería el año decisivo para la autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo, el Informe del SG y la resolución del Consejo de Seguridad de este año fueron interpretados como un claro retroceso y un éxito para Marruecos. Es precisamente, concluyó, en este delicado escenario en el que se debe mover su Misión, la que no obstante aún tiene mucho trabajo por delante, a su parecer.

La misión se entrevistó también en Laayoune, en el curso de un almuerzo, con jefes tradicionales o “chiuj” de varias tribus saharauis, quienes resaltaron el papel preeminente que este tipo de organizaciones continúan teniendo en la sociedad saharaui. Insistieron en que el pueblo saharaui, sus familias y distintos grupos, se encuentran hoy separados y divididos por el conflicto que se arrastra ya durante más de cuarenta años, lo que provoca mucho dolor y sufrimiento. En tal sentido, subrayaron su esperanza y compromiso con la vía del dialogo, al tiempo que opinaron que habría que reforzar los contactos entre las partes, especialmente a nivel de las familias. En lo que respecta a su posición ante el conflicto, los chiuj presentes hicieron ver de modo explícito su apoyo a Marruecos y su vínculo con su monarca, agregando que no concebían un futuro posible para el Sáhara Occidental diferente al del régimen de autonomía en el seno del reino, como había sido ofrecido por Marruecos. 

En horas de la tarde, entre las 15:00 horas y las 18:00 horas (cuando debió dirigirse de regreso a Casablanca para viajar rumbo a Tindouf), la misión se reunió separadamente con algunas agrupaciones de la sociedad civil saharaui, tanto de aquellas proclives a la independencia como de otras favorables a Marruecos.

Cabe consignar que los anfitriones marroquíes, aduciendo argumentos de seguridad, se manifestaron inicialmente reacios a la realización del encuentro con aquellas en las residencias o sedes sociales de estos grupos. Por su parte, las asociaciones saharauis de esa orientación hicieron presente que para ellos la realización de las reuniones en sus locales era un punto no negociable y que ellos se hacían responsables y garantes de la seguridad de los delegados. Finalmente, en la sede del Observatorio de los Derechos de la Mujer y del Niño (un domicilio privado), se pudieron sostener sucesivos encuentros con diversas agrupaciones que, en el ámbito de sus respectivos quehaceres, promueven el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

La coordinación de las reuniones estuvo a cargo de un representante de la Asociación Saharaui de Defensa frente a las Violaciones Graves de los Derechos Humanos, instancia que –además- cuenta con reconocimiento oficial y aparece mencionada como tal en el último Informe del Secretario General de la ONU.

En primer lugar, se escuchó la intervención del representante de familiares de víctimas de desapariciones forzadas, quien explicó que aún hay quince detenidos desde el año 2005, cuyo paradero se desconoce con certeza hasta hoy. Las denuncias a la justicia no habrían dado resultado mayor y se mantienen dudas sobre autopsias y pericias forenses destinadas a esclarecer lo ocurrido. A nivel internacional, los familiares habrían hecho sentir sus voces en las instancias competentes de las Naciones Unidas en Ginebra, sin que hasta ahora se haya resuelto satisfactoriamente la situación.

A continuación, se expuso el caso de la agrupación que aboga por el derecho de 21 personas que permanecen detenidas desde antes de 2013. Estos detenidos son considerados por las agrupaciones como prisioneros políticos, dado que sus detenciones se produjeron en contextos de manifestaciones y con el trasfondo político de la lucha por la autodeterminación. Sus procesos fueron radicados ante la Justicia Militar, sin que se vea la razón para ello, y al día de hoy hay varios expedientes en apelación desde hace ya cerca de dos años, plazo que no consideran razonable conforme al derecho fundamental a un debido y justo procedimiento.

En lo que se refiere al cuidado y la preservación medioambiental, la misión escuchó la presentación de la agrupación que se ocupa de denunciar lo que considera una explotación injusta y contraria al derecho internacional por parte de Marruecos de los recursos naturales y riquezas de la zona en disputa, básicamente las pesquerías y los yacimientos de fosfato. Asimismo, el colectivo hizo una denuncia hacia la política voluntarista y dinámica de Marruecos, nación que ha venido desarrollando en todo el Sáhara Occidental nuevas poblaciones y asentamientos con el objetivo de cambiar la composición demográfica de la zona y condicionar así cualquier decisión futura relativa a su autodeterminación.

A continuación, representantes y familiares de los denominados mártires y desaparecidos de la guerra que se extendió entre 1975 y 1991, informaron a la misión sobre los numerosos y permanentes obstáculos que encuentran hasta el día de hoy para el reconocimiento de sus muertos, la devolución de sus restos e incluso la realización de las gestiones administrativas necesarias. El desconocimiento y la negación de la situación por parte de la autoridad marroquí, entre otras consecuencias, impide a las familias y los deudos hacer normalmente su pérdida y duelo y prolonga cotidianamente su dolor. Sobre este particular, el representante de la organización hace presente que el Consejo Nacional de Derechos Humanos marroquí ofreció integrar a esta y otras agrupaciones a su oficina a nivel de la región, propuesta que fue de plano rechazada por algunos. Sin embargo, incluso los que inicialmente habrían aceptado de buena fe la iniciativa, al poco tiempo habrían sufrido el desengaño y se habrían marginado de la instancia por cuanto, al conocer su funcionamiento interno, habrían llegado a concluir que se trataba de una vitrina que buscaba minimizar las permanentes y masivas violaciones a sus derechos humanos que cotidianamente sufre la población saharaui a manos de las autoridades marroquíes.

En lo que respecta la cultura y el patrimonio, la misión también pudo escuchar a los representantes de agrupaciones que trabajan en terreno por la salvaguarda y preservación de la identidad saharaui, entendida como una pieza clave para una verdadera posibilidad de autodeterminación. La representante explicó algunas de sus acciones en pos de preservar la memoria histórica y la lengua española, formar profesores y realizar actividades culturales y artísticas. La expositora se quejó ante la misión de las represalias y la falta absoluta de medios con los que debían llevar adelante su labor, al tiempo que la contrastó con el inmensa cantidad de recursos de los que dispone y moviliza Marruecos para realizar festivales y otras acciones, las que a su parecer son también ilegítimas y contrarias al orden internacional mientras no se dirima el porvenir del Sáhara Occidental.

También la misión tuvo oportunidad de encontrar a representantes de jóvenes profesionales saharauis que no encuentran empleo. Según expresaron, en su caso la dificultad para encontrar trabajo se sigue también y se profundiza a causa de su opción política a favor de la autodeterminación de su pueblo. Asimismo, los jóvenes profesionales desempleados saharauis mencionaron a la misión que en pasadas manifestaciones del Día Internacional del Trabajo, 1° de Mayo, se observó una represión policial que consideran inaceptable. De ahí su empeño en centrar su reivindicación del derecho al trabajo como un derecho social fundamental en el contexto político que actualmente se vive en el Sáhara Occidental.

El Comité Saharaui por la Defensa de la Autodeterminación expuso a la misión su rechazo a la última resolución del CS sobre el Sáhara Occidental por cuanto iguala a la víctima con el victimario, lo que viene a significar ponerse del lado de la potencia ocupante. Asimismo, sus representantes recalcaron sus esperanzas de que el pueblo saharaui no pierda su paciencia frente a la situación que actualmente atraviesa el conflicto, pero advirtieron que entre la juventud se observa un ánimo de especial desasosiego ante la prolongación el statu quo, la ausencia de perspectivas y la pérdida de legitimidad de Naciones Unidas para resolver el conflicto de acuerdo a los principios que se han ido plasmando en sus propias resoluciones desde hace ya décadas.

En lo que respecta la situación de los medios y la libertad de expresión en el Sáhara Occidental, personeros de observatorios de medios hicieron presente a la misión las dificultades que cotidianamente conocen los periodistas que cubren las noticias de la causa de la autodeterminación. Se han conocido, agregan, casos de represión y de limitaciones a la libertad de expresión, situaciones que se han venido manejando de modo discreto, según dijo, respondiendo ante la justicia a las imputaciones de la fiscalía marroquí. Sin embargo, concluye, resulta evidente que se vive en un clima de restricciones a la libertad de expresión y del derecho a la información.

A continuación expuso el representante de la Asociación Saharaui de Defensa frente a las Violaciones Graves de los Derechos Humanos. En su intervención, el representante de la organización realizó para la misión una síntesis de las exposiciones anteriores. Agradeció una vez más la presencia de la misión, al tiempo que recordó las dificultades para que la reunión se hubiera materializado en condiciones de normalidad, libertad y sin condicionantes, conforme a lo solicitado por los diversos actores de la sociedad civil saharaui. Puso de relieve que, tras escuchar las distintas exposiciones, debe concluirse que el pueblo saharaui está marginalizado en diversos e importantes dominios de la vida cotidiana y sus legítimos anhelos de autodeterminación se confrontan a constantes obstáculos y violaciones. Los activistas saharauis hacen uso, comentó, de diversos medios de resistencia y expresión, tales como “sit-ins” y huelgas de hambre, como los que en ese momento se desarrollan delante de la sede regional del Consejo de Derechos Humanos. A pesar de la falta de medios y de la represión que conocen por parte de las autoridades marroquíes, sostuvo que el pueblo saharaui está movilizado por las reivindicaciones que cree legítimas y que, ante la evidente asimetría de fuerzas con Marruecos, el acompañamiento de observadores y delegaciones internacionales, como la misión de la IS, resulta fundamental.

Siempre en los locales del Observatorio, la misión escuchó la presentación de la representante de la agrupación de los derechos de la mujer y de la infancia. Recordó que el conflicto alcanza ya una duración de cuarenta años, buena parte de los cuales transcurrieron durante un conflicto armado, y que siempre mujeres y niños –pilares de la población civil saharaui- han sido directamente golpeados por la contienda. Hoy el anhelo de las madres saharauis es no repetir para sus hijos el escenario en el que ellas nacieron, crecieron y han vivido. Sin embargo, esta energía, orientada a la paz, choca con restricciones, arrestos, abusos y desconocimiento por la parte marroquí de la demanda instalada de larga data. Reitera que, además de las privaciones de libertad, los arrestos en recintos secretos o clandestinos, los procesos judiciales irregulares y las persecuciones ante legítimas reivindicaciones, actualmente Marruecos continúa segregando a la población infantil saharaui, a la que empuja a la asimilación o estigmatiza. Señala, a modo de ejemplo, que niños y jóvenes saharauis conocen acusaciones permanentes en lo que respecta el consumo y tráfico de drogas, en circunstancias que sus madres tendrían conciencia que en muchas oportunidades son las propias autoridades marroquíes las que facilitan y promueven el acceso a éstas. Finalmente, señala que el Observatorio tiene reconocimiento como organización desde 2012; sin embargo, no ha podido avanzarse en la autorización para constituir organizaciones de la sociedad civil que se ocupen de los derechos de los niños saharauis: a pesar de haber requerido los permisos, éstos han sido denegados, lo que se ha intentado revertir utilizando todas las vías administrativas y judiciales, sin ningún éxito hasta el presente.

Como último encuentro con representantes de la sociedad civil saharaui, la misión se desplazó a los locales del Colectivo de Defensores de Derechos Humanos Saharauis (CODESA), en donde sostuvo una reunión con su Secretario General y otros miembros de la directiva del organismo. Se explicó que la agrupación tiene experiencia en materia de recopilación de información, denuncias, apoyo jurídico en procesos y relacionamiento con instancias internacionales de Derechos Humanos. No obstante los obstáculos encontrados para su reconocimiento formal por parte de Marruecos, CODESA ha venido trabajando en una línea de contacto y cooperación internacional con especialistas de países que han conocido procesos de Justicia Transicional, ámbito en el que actualmente estaría concentrando sus esfuerzos para contribuir en la construcción de una salida post conflicto a las situaciones de violaciones graves y masivas de derechos humanos durante cerca de 40 años. En lo que a Justicia Transicional se refiere, los miembros de CODESA entregaron a la misión abundante información referida a las denuncias y situaciones que han investigado, por una parte, y a cómo piensan pueden ponerse en pie a futuro las instancias que reconozcan, reparen y den garantías de no repetición a las víctimas de este largo conflicto.

Durante su estancia en Laayoune, la misión también tuvo ocasión de encontrarse, en una reunión separada, con otras organizaciones de sociedad civil, estas favorables a Marruecos. Esta reunión tuvo lugar en la sede de la entidad denominada “Sahara Reflexion Studies Centre”, en el centro de la ciudad.

 En primer lugar intervino el presidente de la Asociación de Desaparecidos en el Polisario (ADPD), Dahi Agnai, quien entregó una carta (en árabe) dirigida a la IS y una serie de documentos con acusaciones de graves violaciones de los derechos humanos supuestamente cometidas por el FP en los campamentos de Tindouf, de las que él mismo habría sido víctima.

 A continuación habló Sidi Hamada Labihi, quien manifestó haber  retornado recientemente de los campamentos de Tindouf, después de haber vivido casi toda su vida en ellos. Según él, los refugiados que viven en los campamentos serian unas 60 a 70.000 personas, lo que estaría muy por debajo de la cifra de 165.000 que pretende el FP. En cualquier caso, sostuvo, la actitud que mantiene el Polisario no tiene fundamento porque separa a los saharauis y no ofrece ninguna perspectiva real a esa población. Considera que el FP y Argelia son lo mismo y es Argelia quien tiene la última palabra. Acusó a Argelia y al Polisario de violar los derechos de los refugiados saharauis en Tindouf, quienes ni siquiera disponen de documentación como tales refugiados, para lo cual se requeriría contar con un registro adecuado o censo, el que aún no ha sido realizado.  Marruecos no es “un país de ángeles”, sostuvo, pero en comparación con sus vecinos ha dado pasos notables en el desarrollo socio-económico y en materia de derechos humanos. Para él, la única solución pacífica del problema consistiría en la autonomía de la zona, bajo soberanía marroquí, porque resulta imposible crear un nuevo estado con una población de medio millón de personas, que no podría asegurar sus fronteras.

La  presidenta del “Sahara Center for Studies and Research” dijo que esta era una ONG de reciente creación, dedicada a desmontar la propaganda del FP y explicar las razones por las cuales a los saharauis les conviene formar parte de Marruecos. Agregó que el Centro opera con grupo jóvenes saharauis que sienten la “causa nacional” de la integridad de Marruecos. Entre otras actividades, publican cada día informaciones en Internet acerca de lo que consideran que ocurre realmente en el Sáhara.

Seguidamente se presentó Mohamed Bery, quien dijo ser un “chej”, a pesar de su juventud. Graduado en Ciencias Políticas, se considera un activista de los derechos humanos con ideas socialistas. Alegó haber sido detenido político. Expuso que el tema del Sáhara es un conflicto complejo, con varias facetas, pero lo principal, sostuvo, tiene que ver con la democracia. En los últimos 15 años, Marruecos ha entrado en una nueva etapa democrática, en tanto que el Polisario ignora la democracia, porque se basa en la lucha armada. Lo mismo ocurre, según él, en lo que se refiere a los derechos humanos. Los que sufren más las consecuencias de la situación son los refugiados saharauis que viven bajo la férula del FP en muy malas condiciones. Resaltó el hecho de que recientemente Marruecos haya inscrito oficialmente a dos asociaciones saharauis de defensa de los derechos humanos que son críticas respecto de su política, lo que muestra un espíritu aperturista.

Para terminar, una responsable de la entidad anfitriona de la reunión (Sahara Reflexion Studies Centre), que existe sólo desde el mismo año y está compuesta sobre todo por mujeres, explicó que recientemente habían organizado un foro bajo el título “Cuarenta años después”, con participación de expertos y activistas de diversos países, tratando de poner de relieve “tanto lo bueno como lo malo” de lo que ha pasado durante ese período: es decir, tanto los avances y realizaciones como las fallas existentes y lo mucho que queda por hacer en el territorio.

Concluyendo su visita a Laayoune, la misión tuvo la oportunidad de reunirse con Mahyoub Saleck, quien fuera responsable del Frente Polisario. Expuso a la misión las principales razones que le habían llevado a dejar el movimiento por diferencias con la línea política del FP y la situación que se vive en los campamentos de Tindouf. Informa a la misión de que él mismo ha venido a fundar desde el exterior un movimiento político, denominado “Jat Chahid” (“Línea del Mártir”), que, entre otras cosas, propugna la profundización de las negociaciones con Marruecos buscando una autonomía ampliada con vistas a superar la actual situación que vive el pueblo saharaui.

 

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Tras finalizar su programa en Laayoune, la misión se desplazó por vía aérea a la ciudad de Tindouf. Cabe recordar que la frontera terrestre entre Marruecos y Argelia se encuentra cerrada y los desplazamientos terrestres por los territorios del Sáhara Occidental resultan imposibles por la existencia de un muro de más de 2.500 kilómetros de longitud que divide las zonas oriental y occidental y por la extensión de importantes áreas minadas en la región.

 A su llegada a Tindouf el día 7 de mayo, la misión fue recibida por Mohamed Sidati, Ministro saharaui para las relaciones con Europa, quien fue el anfitrión de la delegación durante los dos días que duró su permanencia en la zona de los campamentos.

Como primera actividad en esta tercera y última etapa de su viaje, la misión se entrevistó con Fatma Mehdi Hassam, Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, quien comenzó expresando su satisfacción y agradecimiento a la IS y a los delegados por la materialización del envío de esta instancia, acordado ya en el Congreso de Ciudad del Cabo y recordado en posteriores reuniones del Consejo de la IS, especialmente en el de Ciudad de México. A su juicio, la presencia en terreno de representantes de la IS es la consecuencia y el complemento necesario al compromiso y las resoluciones de la organización en lo que respecta a la situación del Sáhara Occidental. Agrega que la Misión podrá observar con sus propios ojos las difíciles condiciones en las que se vive en los campamentos de refugiados y las provincias orientales. Explica que la organización que encabeza está conformada por más de cuatrocientas mujeres delegadas y que se han dado dos objetivos básicos: por una parte, fortalecer el papel de la mujer en la lucha por la autodeterminación saharaui; por otra, las finalidades comunes de todos los movimientos que promueven los derechos de la mujer. Realizan un trabajo local e internacional. Comparte con la misión cifras, de acuerdo a las cuales en la actualidad en el gobierno saharaui hay cinco ministras mujeres; una de las cinco wilayas o provincias está encabezada por una mujer; el 31% de los parlamentarios son mujeres y en el ámbito municipal (“dairas”) el porcentaje aumenta al 48%. En lo que respecta a la administración de las ayudas internacionales alimentarias que se reciben en la zona de los campamentos, el 75% de éstas son gestionadas por mujeres; en el ámbito de la educación, la presencia de la mujer es del 82% y en salud del 62%. Estas cifras, sostiene, dan cuenta del empoderamiento de la mujer saharaui. En todo caso, seguirán trabajando para consolidar y avanzar en la posición de la mujer, especialmente en el ámbito internacional. Señala como uno de los frentes prioritarios de la hora actual, el empoderamiento de la mujer en la cooperación internacional con el pueblo saharaui y las iniciativas de microcrédito, de información y de cultura. En lo que respecta al Frente Polisario, informa que actualmente hay una norma de cuota de 25% para la mujer a los distintos niveles de representación, pero señala su anhelo de ir más allá durante el Congreso del Frente a realizarse a fines del presente año.

Haciendo luego una evaluación del momento político actual, señala que el ánimo general está en un momento especialmente bajo tras la última resolución de Naciones Unidas. Además del desánimo, precisa, hay un cierto agotamiento del pueblo saharaui y una demanda hacia el Frente Polisario para que no se acceda a esperar un nuevo año sin hacer algo para el avance hacia la solución del diferendo. Expresa su preocupación por el sentimiento que se estaría instalando, especialmente entre los sectores más jóvenes, sobre los pocos avances registrados a lo largo de casi 25 años de paz tras el cese al fuego acordado bajo los auspicios de la ONU en 1991. En este contexto, sin querer ser alarmista, reconoce que hay presiones en la sociedad civil saharaui sobre el Frente Polisario para retomar la vía del conflicto armado; aclara en todo caso que a ella no le gusta la guerra y que en su familia siete hombres resultaron muertos en las hostilidades que tuvieron lugar hasta 1991. Sin embargo, expresa, si bien la ONU frenó la guerra en 1991, hoy pone una mordaza a la demanda de autodeterminación, lo que no considera aceptable. Por lo mismo, ve cada día más complejo continuar en el compás de espera y el statu quo, situación que además pone una fuerte presión sobre el Frente Polisario, como ya señaló. Las fórmulas que hoy se manejan para la salida del conflicto, comentó, son las de la autonomía, la independencia o la integración territorial a Marruecos; cualquiera de estas tres debe ser reflejo de la voluntad y la autodeterminación del pueblo saharaui.

En la mañana del día 8 de mayo, la misión asistió a un acto cultural con niños en una escuela de la localidad de 27 de Febrero. En la oportunidad, la misión pudo compartir con la población saharaui en el contexto de una actividad en la que se conmemoraba el Día del Niño. Encontró en el acto a la ministra de Cultura (esposa del Presidente del FP y de la RASD), profesores, padres y alumnos, así como algunos invitados extranjeros. Con posterioridad al acto, la misión fue invitada a participar en una muestra representativa de la vida y cultura saharauis, en la que se le presentó la significación de elementos constitutivos de la identidad saharaui: sus alimentos, juegos típicos, música, importancia de las “jaimas” (tiendas), camellos y otros animales domésticos, ritual de la preparación y servicio del té, etcétera.

Con posterioridad, en la sede de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, la misión encontró a Said Filaly, Presidente de la Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos, instancia creada en 2014 y que en ese momento realizaba en el mismo local su segunda Asamblea General. Filaly inició su intervención explicando a la Misión las difíciles condiciones en las que la instancia que dirige, así como toda la institucionalidad pública y la sociedad civil saharaui, deben desenvolverse cotidianamente. A su parecer, hay que tener en cuenta que nos encontramos ante un estado en el exilio y en el contexto de una crisis internacional aún pendiente de resolución. Los múltiples y complejos desafíos del pueblo saharaui están marcados por esta realidad. Informa que la Comisión que encabeza es de creación reciente y se compone de 33 Consejeros, de los cuales 3 provienen de la diáspora, y se integra por abogados, mujeres, representantes de la sociedad civil, del Parlamento y del Consejo Consultivo (formado por “chiuj” o jefes tradicionales). Los representantes provienen de las distintas provincias e incluso hay representantes provenientes de los territorios ocupados, cuyos nombres se guardan en reserva por razones de seguridad. La organización tiene distintos departamentos, los que se ocupan de materias tales como Derecho internacional de los derechos humanos, acciones de seguimiento y de formulación de políticas públicas en ese ámbito. En cuanto a medios materiales e infraestructura, el Presidente subraya que hay carencias, pero que espera se vayan subsanando a medida que la institución se consolide. En todo caso, en términos generales, sostuvo que la institución tiene una competencia extensa en la materia y que sus contactos con la sociedad civil le permiten ir representando los problemas de los que conocen a las instancias oficiales. El trabajo de la Comisión se compendia en su Informe anual, del que hasta ahora solamente se ha realizado una primera versión. En cuanto a cooperación internacional para apoyar las actividades de la Comisión, el Presidente comenta que se tienen contactos y se han realizado algunas acciones con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a través de su Departamento de Acciones en el Terreno. Sin embargo, confiesa que se han dado tensiones y han surgido desconfianzas con las instituciones onusianas de derechos humanos, por cuanto existe una aprensión respecto a la transmisión de información sensible a Marruecos, lo que habría permitido a este país bloquear ciertas iniciativas en Ginebra. No obstante, concluye en este punto, hay conciencia de la importancia de trabajar con las Naciones Unidas y con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Respecto a su análisis de la situación actual, Filaly sostuvo que el pueblo saharaui se encuentra de hecho fraccionado en tres partes: los que viven en territorios bajo ocupación, quienes viven en las zonas liberadas o en los campamentos y, finalmente, los que se encuentran en la diáspora; por ello, las temáticas de derechos humanos deben abordarse teniendo en cuenta esa triple dimensión. En las zonas liberadas, los representantes de derechos humanos saben quién es el interlocutor: las autoridades de la RASD. En cuanto a las zonas ocupadas, se criminalizarían las luchas en pos de los derechos humanos y en un muy primer lugar las reivindicaciones de autodeterminación. A su juicio, el diálogo con autoridades marroquíes es una pérdida de tiempo y contraviene el Derecho internacional, por cuanto Marruecos no respeta los derechos humanos individuales y colectivos y actúa como una potencia colonial en los territorios ocupados. Agrega que, en consideración a lo anterior, para muchos hoy el recurso a la guerra se ha vuelto a legitimar y, es más, aparece hoy como la única opción válida.

Acto seguido, la misión tuvo la oportunidad de compartir un almuerzo de trabajo con el señor Enhamed Jadad, Coordinador del Frente Polisario con la MINURSO. El responsable saharaui compartió con la Misión los que, a su juicio, son los principales desafíos a los que deberá hacer frente la comunidad internacional a través de la Misión de Naciones Unidas en lo venidero para ayudar en el avance de la solución del conflicto. A su entender,  la Resolución 2218 del Consejo de Seguridad de abril pasado no avanzó en el sentido esperado por el pueblo saharaui a partir de las legítimas expectativas generadas en 2014 por las propias Naciones Unidas. Por lo mismo, el Frente Polisario pondrá como objetivos fundamentales para este nuevo año de mandato de la MINURSO: el avance en la realización del referéndum de autodeterminación, aspecto central del mandato de la Misión; así como la ampliación de su mandato al ámbito de los derechos humanos - lo que, a su entender, no se ha conseguido por la oposición marroquí, aún cuando ha sido solicitado explícitamente por parte de la Unión Africana. Naciones Unidas, según señaló, deben abandonar su inercia ante la situación y entender que una solución justa, duradera y mutuamente aceptable pasa necesariamente por la libre determinación del pueblo saharaui y la realización del referéndum. Aunque éste ha sido largamente postergado y enfrenta dificultades para su materialización, continúa siendo la única salida legítima al proceso de descolonización en curso; no así la mantención del statu quo o actuar como si se tratara de una situación ya consumada, como pareciera pretender Marruecos.   

Con posterioridad, la misión pudo encontrar al encargado de la MINURSO en Tindouf, Omar Bachir Manis, quien lleva cerca de cinco años coordinando las acciones de la MINURSO en las zonas al este del muro, incluyendo los campamentos de refugiados saharauis. En su apreciación, se reiteró el comentario, ya antes manifestado por la jefa de la MINURSO, de encontrarnos en un momento particularmente difícil del conflicto del Sáhara Occidental, por lo que a su juicio el envío de delegaciones como la que hoy visita los campamentos por mandato de la IS debe ser leído por todos los actores como una señal positiva en el sentido del compromiso de la Comunidad Internacional con la búsqueda de una solución al conflicto.

Recordó que el mandato principal de la MINURSO fue, y continúa siendo, la preparación del referéndum para la autodeterminación del pueblo saharaui, así como el cese el fuego y el mantenimiento de la paz en la región. Hoy las acciones concretas de MINURSO tienen que ver con el desminado, las medidas de confianza (visitas de familias, organización de seminarios), el aseguramiento del cese al fuego y el apoyo a las labores de las acciones humanitarias en el terreno del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Recordó también a la misión que el trabajo de desminado es especialmente difícil por la imprecisión de los lugares en que estos explosivos se encuentran instalados, dado que muchos de ellos fueron colocados hace ya muchos años. Los territorios del oriente y del occidente de la zona en discordia se encuentran separados por un muro que tiene una longitud de cerca de 2.700 kilómetros y que presenta una fuerte custodia militar marroquí, además de las extensas áreas minadas ya mencionadas. En los hechos, la MINURSO son el principal, si no el único, exponente de la Comunidad Internacional en el terreno, y entre sus diversas misiones se encuentra la de mantener oportunamente informado al embajador Christopher Ross, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. A su juicio, la mayor o menor amplitud de los desafíos de la MINURSO dependen en buena medida del modo en que se interprete su mandato. Por el lado de Marruecos, hoy la Misión tendría como competencia casi exclusiva la de monitorear el cumplimiento del cese al fuego acordado en 1991; por parte del pueblo saharaui y del Frente Polisario, el mandato de la MINURSO sería mucho más amplio, incluyendo la preparación del referéndum de autodeterminación. De esta diferente visión del mandato vienen los cotidianas tensiones que enfrenta la Misión: la parte marroquí estima que MINURSO tiene una inclinación a excederse en su función y el Frente Polisario sostiene que no hace todo lo que debería. Aclara que, aunque el mandato no incluye las materias de derechos humanos, en la práctica y en el terreno, la MINURSO sí se ocupa de monitorear la situación; esta acción se coordina con la del Alto Comisionado de Derechos Humanos, el que tiene un mandato general de protección y así opera en la zona. Sostiene además - contrariamente a los comentarios que ha recibido la delegación anteriormente, especialmente en sus reuniones con la parte marroquí - que en los campamentos de la zona de Tindouf hay un acceso pleno y libre a la población saharaui por parte de la MINURSO y demás agencias internacionales presentes en la zona. Los refugiados, agrega, se acercan a los funcionarios de NNUU libremente o pueden mandar reclamos anónimos a través de mecanismos habilitados al efecto. De esos reclamos, anónimos o directos, precisa que llegan cotidianamente demandas relativas a derechos económicos y sociales, como por ejemplo la situación de desempleo que se observa en los campamentos; pero en los cinco años que lleva en Tindouf, señala, no ha conocido denuncias de violaciones graves de derechos humanos. Informa a la misión, además, que la MINURSO tiene acceso a los centros de detención saharauis, en los que cumplen penas por delitos comunes personas que antes han sido detenidas por las autoridades policiales y entregadas a la justicia. Señala que muchos conflictos se resuelven también de acuerdo a normas y modalidades ancestrales; pero reitera que no se conocen en los campamentos situaciones de violaciones graves derechos humanos, lo que además se confirma en un informe reciente (fines de 2014) de Human Rights Watch.

En lo que respecta a la dinámica del conflicto, observó que la lógica de los últimos años es del tipo “si a una parte le va bien, la otra siente que le va mal”. Es por lo mismo que el momento actual se presenta especialmente dificultoso: tras el Informe del Secretario General de Naciones Unidas y la resolución del Consejo de Seguridad de 2014, en el Frente Polisario y en el pueblo saharaui cundió el optimismo, siendo el efecto el inverso por el lado marroquí. Por su parte, tanto el Informe como la resolución de 2015 son vistas como un nuevo avance de Marruecos. El Frente Polisario, a su modo de ver, entendió la línea de NNUU de 2014 como un mensaje claro de considerar este conflicto como un caso de descolonización aún pendiente de resolución y un llamamiento al respeto de los derechos humanos del pueblo saharaui y del respeto también de sus derechos en la explotación de los recursos naturales de la zona. El sentimiento actual, al contrario, entre los saharauis es sentirse traicionados por NNUU. Los medios saharauis habrían silenciado el último Informe del SG y la resolución del CS como una maniobra del Frente Polisario para  no profundizar el sentimiento de decepción en su población, ganar tiempo y abogar ante las Naciones Unidas por la indispensable igualdad de trato entre las dos partes reconocidas internacionalmente como actores del conflicto del Sáhara Occidental. Comenta, a modo de ejemplo, algunas de las muestras de lo que el Frente Polisario llama “desigualdad de trato”: los sellos en los pasaportes de los funcionarios de Naciones Unidas en la zona bajo control marroquí; la confección de placas patentes marroquíes para los vehículos de la MINURSO por parte de las autoridades de Marruecos, entendidos como signos de un intento ilegítimo de ejercicio de soberanía sobre un territorio en disputa (acción que por lo demás no se repite ni se observa en los campamentos del lado oriental del muro, donde esos mismos vehículos llevan placas de la ONU) o las denuncias sobre dificultades e impedimentos para acceder a edificios y locales de NN. UU. en Nueva York o Ginebra. A juicio del Frente Polisario, explica, el trato igualitario a las partes en conflicto emana del estatus legal del territorio en conflicto conforme al Derecho internacional.

A lo anterior, debe agregarse, a su juicio, la decepción del Frente Polisario por la escasa recepción dada en Naciones Unidas al ex presidente de Mozambique Joaquim Chissano, enviado especial de la Unión Africana para el conflicto, punto que resulta particularmente sensible toda vez que, desde el origen mismo de la MINURSO, esta Misión de Naciones Unidas fue creada con el concurso de la Unión Africana. Agrega que, incluso con anterioridad al Informe de este año del Secretario General, ya se venían observando señales de preocupación por las condiciones de vida del pueblo saharaui por su degradada situación socio-económica, el nivel de desempleo y la falta de expectativas entre la juventud; situaciones que habían preocupado también en profundidad al Frente Polisario. A su juicio, el Polisario continúa siendo la contraparte fiable que encuentra la Comunidad Internacional para avanzar la solución del diferendo y expresa sus aprensiones ante su eventual debilitamiento si se prolonga la situación actual de parálisis e indefinición por la que hoy atraviesa el proceso.

Tras la reunión con el representante de MINURSO, la misión realizó una visita al Museo de la Resistencia, en el que se presentan los orígenes de las reivindicaciones saharauis aún en época de dominación española, la formación del Frente Polisario, material bélico y documentos de diversa índole de la época del conflicto armado, mapas y maquetas representativas del muro, los territorios reivindicados, áreas liberadas, zonas minadas, provincias y campamentos, entre otras piezas representativas del último medio siglo de historia del Sáhara Occidental. En el lugar, que es un museo militar bajo la dirección de oficiales del Ejército Saharaui en servicio activo, la Misión también escuchó comentarios sobre un eventual reinicio de las hostilidades si el escenario de la negociación hacia el referéndum y la autodeterminación continuara conociendo su actual bloqueo.

Continuando con su programa, la misión visitó los locales de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA). En el lugar se visionó un video con muestras de la represión, violencias y uso excesivo de la fuerza por parte de la policía marroquí del que ha sido víctima la población saharaui que vive en la zona controlada por Marruecos durante los últimos años cuando se producen manifestaciones a favor de su derecho a la autodeterminación. El Secretario General de la Asociación consideró significativa la reciente decisión de un juez español de procesar a once ciudadanos marroquíes como presuntos responsables de actos constitutivos de genocidio y otros delitos graves cometidos contra la población saharaui entre 1975 y 1991. Según destacó, las agrupaciones saharauis de derechos humanos, que habían respaldado esta acción judicial, estarían interesadas hoy en poder ampliar el número de inculpados y las causas abiertas en casos de violencias en contra de su pueblo. En lo que respecta a la actividad de MINURSO, a juicio del dirigente de AFAPREDESA, hay desazón por su escasa implicación en el expediente de los derechos humanos y su incapacidad para avanzar en la organización y concreción del referéndum. A lo anterior se suma, en su concepto, que la Cruz Roja Internacional tampoco tiene una presencia activa en el Sáhara Occidental, lo que a su juicio deja la supervisión de la observancia de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario en el Sáhara Occidental en situación de mayor desprotección que la que se conoce, por ejemplo, en los Territorios Palestinos. A esto, expresó, se suma la incertidumbre sobre la autoridad internacionalmente legitimada para la administración del territorio en tanto no se resuelva el tema de la autodeterminación. También hay que tener en cuenta la precariedad material que sufre la población saharaui, dado que, según sus informaciones, la ayuda internacional a los territorios ronda los 40 millones de dólares anuales, mientras que el funcionamiento de MINURSO representa más del doble en costos. Menciona igualmente el Informe de 2014, en el que se señaló que en los campamentos de Tindouf no existen prisioneros políticos, ni torturas, ni violaciones graves de los derechos humanos. Su organización, agrega, tiene al día de hoy 26 años de experiencia desde que iniciaron las denuncias e investigaciones tras los primeros casos de desapariciones forzadas por razones políticas. Al día de hoy, adicionalmente, tienen acción en monitoreo y denuncias sobre detenciones arbitrarias en los territorios ocupados. En cuanto a contactos internacionales, señala que su Asociación ha tenido acceso al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. A nivel regional, destaca su participación en el denominado Foro Social Magrebí, instancia en la que han encontrado y entablado diálogo con asociaciones de su misma naturaleza de Marruecos; sin embargo, destaca que estas instancias de contacto resultan difíciles, además de insuficientes para hacer avanzar un diálogo político hoy detenido.

En horas de la tarde, la misión tuvo la posibilidad de encontrarse a cenar con la ministra de la función pública de la RASD, quien agradeció la visita de la Misión e hizo referencias a los lazos que unen al pueblo saharaui con las naciones y los continentes de origen de los miembros de la delegación de la IS. Explica que la cartera que ella desempeña es nueva y se orienta a la potenciación de los recursos humanos en la construcción del Sáhara Occidental, enfatizando la importancia de la formación profesional, la carrera funcionarial y la función pública en la RASD. Explica que desde el año 1976 esta cuestión estuvo en el centro del proyecto de la nación y en 1984 se crearon formalmente los primeros centros de formación profesional en los campamentos. Desde el año 2011 se dio carácter de ministerio a la iniciativa, con tres ejes de acción: la formación profesional a partir de los 17 años, la formación sectorial orientada a la inserción laboral en algún servicio público específico y la formación continua, el reciclaje y las capacitaciones paralelas. Hoy existen 36 centros de formación en las cinco wilayas o provincias, los que funcionan en régimen de semi-internado. En lo que respecta a la respuesta institucional y normativa para desarrollar la iniciativa, señala que se cuenta con un estatuto administrativo que se revisa y actualiza constantemente. En cierto modo, a su parecer, los desafíos de la secretaría de función pública son de naturaleza interministerial y operan considerando la institucionalidad saharaui en su conjunto. Manejan información, antecedentes y bases de datos con los antecedentes de los egresados de los centros de formación profesional y de enseñanza superior; gestionan los concursos públicos y la reinserción de los profesionales que vuelven de formarse en el exterior. La ministra, en sus intercambios con la Misión, insiste en que las condiciones de vida en los campamentos son difíciles y el nivel de remuneraciones muchas veces puede resultar simbólico si se compara con el de otros países de la región; sin embargo, a su juicio lo más importante es la existencia de una institucionalidad pública a pesar de todas las dificultades que se conocen, así como el compromiso y la formación que exhibe la función pública saharaui, lo que da viabilidad y continuidad al proyecto de Estado Saharaui.

El día 9 de mayo, en horas de la mañana, la misión se desplazó a la wilaya de Auserd, en donde se reunió con el gobernador de la provincia, Salek Baba Hasana, quien con anterioridad fuera durante 16 años ministro de cooperación de la RASD. El gobernador explica que el nombre de la provincia se ha tomado, al igual que las denominaciones de otras cuatro (El Aaiun, Smara, Dajla y Bojador), de los nombres de ciudades emplazadas en los territorios ocupados. Su provincia tiene alrededor de 35 mil habitantes y se divide en seis “dairas” o municipalidades. Hace referencia a la organización de la vida social y política saharaui en Consejos, a los distintos niveles, lo que asegura la participación democrática de la población en los más diversos asuntos de interés público. Al mismo tiempo, señala, los distintos ministerios centrales tienen presencia en las provincias a nivel de las “dairas” con el objetivo de la implementación y el seguimiento del programa gubernamental – que además ha sido refrendado por el parlamento - a nivel de los territorios. Todo este diseño, concluye, a nivel de las cinco provincias es encabezado por un “wali” o gobernador, función que él ejerce en Auserd. En las “dairas” de cada una de las provincias, agrega, se cuenta con jardines infantiles y escuelas por lo que se asegura la educación desde la infancia a la secundaria; desde el punto de vista sanitario, se cuenta con hospitales provinciales y con una red de consultorios en cada una de las “dairas”, así como tribunales de justicia; representantes al parlamento y sesiones de control parlamentario anuales. Sostiene que la presencia de la IS es muy importante para el pueblo saharaui en el momento actual, en el que la ocupación ilegal de Marruecos del Sáhara Occidental pareciera desconocer que la situación presenta una naturaleza de proceso de descolonización inacabado, similar al conocido en años recientes por Timor Leste, por lo que espera que, con el apoyo de instancias con las que se comparten valores, se pueda volver al respeto del Derecho internacional, a sus principios y al respeto sus instancias decisorias.

A continuación, siempre en Auserd, la Misión participó en un encuentro con centenares de ciudadanos saharauis, en el que se escucharon las intervenciones del propio gobernador, de representantes de la Unión General de Trabajadores (UGT) Saharauis y de otros exponentes de la sociedad civil. Las ideas presentes en las distintas alocuciones insistieron en el derecho soberano a la autodeterminación y el rechazo ante la actitud marroquí que lo desconoce, así como diversas denuncias sobre las dificultades cotidianas en las que vive el pueblo saharaui desde hace 40 años, producto del conflicto no resuelto entre ambas partes. En el encuentro, los delegados Juan Antonio Yáñez, Mustapha Ben Jaafar y Adelia de Carvalho expresaron su saludo a los asistentes, explicaron el sentido de la misión y reiteraron el compromiso de la IS con el avance de una solución política del diferendo conforme a los principios y las decisiones de las Naciones Unidas.

Acto seguido, la Misión se desplazó a un centro comunitario de la Juventud Saharaui de la provincia de Auserd. En el lugar, los jóvenes destacaron que es la primera vez que se da un encuentro de esta naturaleza, por lo que no pueden sino agradecer y pedir a la misión que escuche los planteamientos de la juventud saharaui y los haga remontar a las instancias que corresponda. En las sucesivas intervenciones, más de una decena de jóvenes participaron en un activo diálogo con la misión, del que pueden resaltarse los siguientes puntos: ellos todos representan a una juventud nacida en el exilio y en su mayoría en tiempos en que las hostilidades entre el Frente Polisario y Marruecos habían cesado, vale decir tras 1991; los últimos desarrollos del proceso negociador y especialmente las últimas reacciones de Naciones Unidas ante la situación han sido fuertemente criticadas entre la juventud saharaui, abriendo nuevamente la posibilidad de retomar la vía armada como medio de solventar el conflicto del Sáhara Occidental; mientras la situación permanece bloqueada y conoce un avance nulo, para la juventud saharaui aparecen como inaceptables las violaciones de los derechos humanos que cotidianamente se conocen en los territorios ocupados y la explotación ilegítima de los recursos naturales por parte de Marruecos y otras potencias extranjeras, contraviniendo el informe y las recomendaciones de hace sólo algunos años formuladas por el Consejero Jurídico del Secretario General de las NNUU, Hans Corell.

El Secretario General del Consejo Nacional de la Juventud Saharaui, Zein Sidahmed, subrayó que a ojos de los jóvenes la resolución del conflicto se va posponiendo cada año, lo que no hace más que empeorar las condiciones de vida y las expectativas de todo su pueblo. De ahí que no resulte raro que crezca la tensión en los ánimos y el renacer de propuestas belicistas; expresa, además, su desaliento ante la postura de grandes potencias, como Francia, que parecen haber abrazado resueltamente el campo marroquí, desconociendo que el conflicto aún permanece pendiente de resolución ante la Comunidad Internacional. Todas estas consideraciones, concluye, hacen que la fe en las vías pacificas por parte de los jóvenes resulte cada día más difícil de mantener y que muchos sean partidarios de replantear la utilidad de la Misión de las Naciones Unidas en el Sahara, que no está cumpliendo la finalidad para la que fue creada.

Tras ambos encuentros con la población saharaui de Auserd, antes de regresar a Rabuni, la misión tuvo la oportunidad de realizar una visita a la wilaya de Smara, considerada la más grande de las cinco provincias, con una población de alrededor de 45 mil habitantes.

Al volver a la casa de huéspedes en Rabuni, la misión sostuvo un encuentro con la representante de ACNUR en los campamentos, Isabel Sellés, quien explicó las actividades de apoyo a los refugiados que realizan en terreno. Según expuso, su organización cuenta con un personal permanente cercano a las 40 personas, a las que se suman cooperantes de ONGs y cerca de una treintena de mujeres jóvenes que apoyan el cometido de la misión. Explicó las formas en que ACNUR se coordina con el Programa Alimentario Mundial para asegurar la correcta y oportuna distribución de la ayuda humanitaria. Recalcó que, en su experiencia, en los campamentos no se conocen las violaciones de los derechos humanos y restricciones a la libertad de movimientos que muchas veces se denuncian interesadamente. La misión, a modo de ejemplo, realiza sin restricciones visitas a centros de justicia y cárceles en los campamentos y también  organiza periódicamente visitas de diplomáticos de distintos países donantes basados en Argel para que conozcan mejor las condiciones de vida de los refugiados saharauis, las necesidades existentes  y la manera como se distribuye la ayuda humanitaria sobre el terreno, sin que esas visitas tropiecen con restricción alguna. Asimismo, sostuvo que deben descartarse también las acusaciones sobre aprovechamiento, enriquecimiento ilícito y mal uso de la ayuda humanitaria. Enfatizó las dificultades por las que actualmente atraviesan las denominadas medidas de confianza, situación que es una más de las expresiones de las actuales dificultades del proceso. A su juicio, como expresó la jefa de MINURSO, el riesgo de una operación olvidada, además de conocer una faceta en lo local, tiene también una repercusión internacional en lo que respecta la obtención de recursos, por ejemplo. No obstante, a su parecer, el apoyo de la Comunidad Internacional a los campamentos sigue siendo necesario y mantiene su pleno sentido. Al preguntársele por el número de refugiados que reciben la ayuda internacional, contesto que el ACNUR, en cooperación con el PAM, programa cada año la asistencia para 90.000 personas, agregando un margen de hasta 35.000 raciones más, teniendo en cuenta situaciones especiales como mujeres embarazadas o lactantes y personas en especiales condiciones de vulnerabilidad por enfermedad, edad avanzada, etc. 

Con posterioridad, la misión se desplazó a la sede del Consejo Nacional Saharaui (Parlamento) para entrevistarse con su Presidente, Jatri Adouh, quien también ha presidido la delegación saharaui en los últimos encuentros del proceso de diálogo entre las partes en conflicto, bajo los auspicios de las Naciones Unidas. En la oportunidad, el Presidente recalcó que la lucha del pueblo saharaui es legítima y está amparada por el Derecho internacional. Asimismo expresó su satisfacción por la visita de la misión de la IS y subrayó que la organización ha sido un referente constante para la población saharaui y para sus dirigentes en lo que respecta a las reivindicaciones por la autodeterminación y el respeto al orden internacional. La solución al problema del Sáhara Occidental, continuó, no se logrará silenciando o excluyendo a una de las partes en conflicto y aclara que cualquier propuesta que no considere la consulta del pueblo saharaui no será viable. Marruecos, agregó, ha buscado por distintos medios avanzar unilateralmente en la solución del conflicto; sin embargo, ha fracasado. Es por lo mismo que Hassan II llegó a convencerse de la necesidad de la consulta y por lo mismo el desvío de esa línea tras su muerte debe considerarse un error. Admite que entre los años 1991 y 1999 se perdió mucho tiempo y muchas energías en discusiones sobre la implementación del referéndum; sin embargo la línea de negociación era la correcta. Por el contrario, entre los años 1999 y 2015, se ha continuado perdiendo el tiempo y además se extravió la ruta.

A su juicio, la autonomía propuesta por Rabat en 2007, vista como única solución a ojos de Marruecos, no es una salida real. La única salida, reiteró, es mediante la realización de la consulta al pueblo saharaui. En esta consulta, agregó, puede incluirse la opción de la autonomía propuesta por Marruecos, pero es inevitable preguntar también por la independencia; si se niega esta posibilidad, el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, sostuvo, se vería desconocido. A su juicio, el problema de la propuesta de la autonomía es que para sus autores significa partir de la base de que el Sáhara Occidental ya fuera marroquí, lo que no se corresponde con la perspectiva del Derecho internacional. Nuevamente cita el caso de Timor Leste como un ejemplo reciente y de naturaleza similar, en el que la Comunidad Internacional pudo desempeñar un papel determinante para resolver adecuadamente el conflicto. Para los representantes saharauis, sostuvo, todas las opciones a consultar son negociables, aun cuando señaló que no considera clara ni conciliable con el régimen político marroquí la idea de autonomía, pero lo único que está fuera de discusión negociar es el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

En relación con la coyuntura en la que se encuentra el conflicto, expresó que la continuación del actual estado de la situación conllevaba importantes riesgos. Cada día resulta más difícil mantener el statu quo y la situación, lejos de ser sostenible, se deteriora cotidianamente si no se avanza en el proceso negociador. Los saharauis, opina, hoy ven dos salidas posibles: o bien interviene decididamente la Comunidad Internacional para precipitar el avance del proceso, o bien se volverá al conflicto armado, lo que es especialmente delicado con una región magrebí especialmente inestable, por los casos de Mali, Libia y otros. Refiriéndose a las medidas de confianza, subrayó que a su juicio éstas deberían empezar por el desmantelamiento del Muro, el cese de la represión en los territorios ocupados, el término de los juicios militares a los detenidos por razones políticas, el pleno respeto de los derechos humanos y el alto a la sobreexplotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental; esas, a su juicio, serían el tipo de medidas que podrían realmente restituir la confianza entre las partes y apoyar el proceso negociador.

Finalmente, en lo que respecta a la construcción institucional del Estado Saharaui, el presidente explica que desde el año 1995 se ha avanzado sustantivamente en la construcción de poderes públicos claros, con separación de funciones, una constitución, consagración de derechos y sus garantías. El Parlamento actualmente conoce su Novena Legislatura, está compuesto por 53 miembros electos directamente y con garantías de representación de algunas organizaciones, tales como las mujeres, los jóvenes y los trabajadores. El mandato parlamentario se prolonga por cuatro años y el Parlamento, además de las funciones legislativas clásicas, tiene la responsabilidad de la evaluación anual del gobierno y de su programa, lo que opera como una herramienta de control sobre los actos del ejecutivo. La composición actual de la Cámara es en un 70% de menores de 40 años. Más de la mitad de los parlamentarios son jóvenes con títulos profesionales y un 22% son mujeres. Se organiza en siete Comisiones temáticas y las próximas elecciones generales tendrán lugar a fines del presente año, explicó. A su juicio, el pluralismo de la opinión pública saharaui se expresa en esas elecciones y se refleja en los debates parlamentarios, si bien la articulación de ese pluralismo en formaciones políticas diferenciadas solo podría llegar en una situación normalizada, una vez que el pueblo saharaui haya ejercido su derecho a la autodeterminación.

Como última actividad de la misión en los campamentos de Tindouf, ésta se reunió en una cena el sábado 9 de mayo con el Coordinador Político del Frente Polisario y con el Presidente del Creciente  Rojo  Saharaui, quien expuso a la Misión sobre las difíciles condiciones en las que se desarrolla el apoyo humanitario en los campamentos, reiterando la expresión del “conflicto olvidado” y enfatizando la idea de que la ayuda humanitaria es un derecho internacionalmente reconocido y no una dádiva de la Comunidad Internacional o de los donantes. A su juicio, en general las operaciones de apoyo humanitario tienen un carácter excepcional y no están pensadas para perpetuarse en el tiempo, lo que la realidad de los campamentos y su existencia por cerca de 40 años vienen a desmentir. Situaciones como malnutrición infantil crónica, anemia crónica en mujeres embarazadas y lactantes y otras, son retos que se agravarían si no se contara con el debido apoyo humanitario. En todo caso, concluyó el representante del Creciente Rojo, el desafío del Sáhara Occidental requiere de una resolución de tipo político más que humanitario.

Por su parte, el Coordinador Político del Frente Polisario pasó revista con la misión sobre los últimos desarrollos del conflicto y sobre sus perspectivas. A su juicio, la misión habría podido ser testigo durante su visita a los territorios de que el pueblo saharaui en el exilio no perdió el tiempo en lamentaciones y se puso a forjar, especialmente tras el cese del fuego en 1991, una verdadera institucionalidad y un Estado, creación que además es especialmente interesante porque se originó a partir de Consejos Populares, con una participación ciudadana importante. También reconoció las dificultades del momento actual, la desafección ante las últimas orientaciones de Naciones Unidas y la amenaza de la reactivación del conflicto. A lo anterior deben sumarse las presiones que desde el pueblo saharaui está hoy conociendo el Frente Polisario. Comentó que la hipótesis de un referéndum en el que se incluya la opción de la autonomía, además de la de la independencia y la de la incorporación del Sáhara Occidental a Marruecos, le parece curiosa por varias razones, entre las que mencionó la escasa definición de lo que ha de entenderse por autonomía. Sin embargo, sostuvo, el Frente Polisario estaría disponible en aceptar que se incluya esa  fórmula si Marruecos accede por su parte a incorporar la opción de la independencia en la consulta.

Asimismo, subrayó que, a fines del presente año, en Tifariti en los territorios liberados al este del muro, se reunirá el XIV Congreso del Frente Polisario. El Congreso del FP es el momento en el cual se dará una discusión amplia sobre la línea política que habrá de asumir el Frente Polisario durante los próximos años y la dirigencia que la conducirá. Entre otros aspectos, señala, se discutirá la relación con las Naciones Unidas. Los trabajos preparatorios para este Congreso ya están en curso e integran a los actores políticos y de la sociedad civil saharauis que la Misión ha tenido oportunidad de encontrar. 

Volvió a agradecer a la misión por su visita y formuló su esperanza de que ésta pueda hacer llegar a la IS lo que pudo observar en el terreno durante su semana de desplazamiento y de encuentros. La realidad de los campamentos es dura, pero también lo es la de los saharauis que viven en los territorios ocupados por Marruecos, aun cuando el Reino haya movilizado grandes recursos para el desarrollo del área. Vuelve a recordar la frase que se atribuye a Hassan II, quien, al convencerse de la necesidad del referéndum de autodeterminación como única salida al conflicto del Sáhara Occidental, habría señalado que sus logros se limitaban a la conquista y el control de los territorios, pero no de los corazones del pueblo saharaui.

En horas de la madrugada del domingo 10 de mayo, la Misión concluyó su visita a Tindouf. Durante el viaje y en horas de la mañana de ese día, los miembros de la misión realizaron un balance preliminar de la gira y acordaron procedimientos y aspectos prácticos para avanzar en la elaboración del presente informe.

 

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5. Evaluación y conclusiones

Como resultado de la visita que la misión de la IS realizó a la región y los encuentros sostenidos tanto con representantes de las dos partes, Marruecos y Frente Polisario, como con actores de la sociedad civil de ambos lados, y también con responsables de las organizaciones internacionales en terreno, la misión llegó a las siguientes conclusiones:

1. Es preciso señalar, para comenzar, que la situación actual del conflicto se caracteriza por el estancamiento, incluso el bloqueo, y la ausencia de perspectivas de cambio con respecto al statu quo, ya que por un lado, las posiciones de principio de las partes siguen muy alejadas y, por otro lado, que la ONU encuentra crecientes dificultades para llevar a cabo su mandato sobre esta cuestión, tanto en terreno como en el plano diplomático.

2. La situación en el Sáhara Occidental, al ser un conflicto no resuelto, que ha provocado el desplazamiento y el exilio de poblaciones y persistentes tensiones regionales, se prolonga ya desde hace cuatro decenios, sin que se puedan percibir perspectivas de una salida negociada a corto plazo, a pesar de los esfuerzos desplegados por la ONU. La sensación dominante es la de una cuestión que se sume en el olvido de la comunidad internacional, sobre todo desde que ha dejado de ser un conflicto “caliente” a partir del establecimiento en 1991 del cese al fuego que se mantiene aún un cuarto de siglo más tarde, gracias a la moderación de las dos partes y a la vigilancia de MINURSO. Es necesario recordar, sin embargo, que el cese al fuego formaba parte de un plan de conjunto de la ONU (en esa época, también con la OUA), aceptado entonces por las dos partes para llegar a un arreglo de fondo del conflicto que debería haber conducido a poner fin al proceso de descolonización por medio de una consulta a la población del territorio sobre su futuro.

3. Al mismo tiempo, la misión de la IS, en sus encuentros con miembros de la población autóctona, de ambos lados, quedó con la fuerte impresión de que las personas que pertenecen al Sáhara Occidental, cualquiera que sea la posición que apoyan o sus preferencias en cuanto al estatuto definitivo del territorio, desean ardientemente restablecer los contactos entre las familias separadas por el conflicto, encontrarse juntos nuevamente después una larga separación y reanudar una vida más o menos normal, como la que viven pueblos cercanos de países vecinos.

4. Todo esto hace que entre muchos, sobre todo en los campos de refugiados cerca de Tindouf, se extienda la convicción, a imagen de los movimientos de protesta que han marcado estos últimos cuarenta años, de que la idea del statu quo ya no es sostenible. En particular, las nuevas generaciones que no han conocido nada más que el exilio, una vida material en condiciones particularmente difíciles y la falta de perspectivas ciertas ya sea en el plano personal o colectivo, se manifiestan con impaciencia y demandan decisiones tanto a sus dirigentes como a la comunidad internacional. Si estas demandas no encuentran una respuesta efectiva por la vía pacífica, es de temer que esta creciente impaciencia pueda encontrar una salida por medio de otras vías más arriesgadas e incluso diametralmente peligrosas, habida cuenta del entorno regional crecientemente amenazado por el terrorismo djihadista.

5. Es necesario tener en cuenta el hecho de que próximamente veremos una serie de aniversarios en conmemoración de los eventos que han sucedido en Sáhara Occidental y en todo su alrededor, que muy pronto llegarán a los cuarenta años; y que en 2016, un cuarto de siglo habrá pasado desde la adopción del Plan de arreglo que estableció el cese al fuego y la resolución de la ONU que creó la MINURSO. De un lado y otro ésta será seguramente la ocasión para recordar, tanto las victorias como los reveses, y también muy probablemente, la oportunidad para poner de relieve las posiciones y las aspiraciones de cada parte, con un serio riesgo de derrapar hacia la violencia, más que de preparar los espíritus para compromisos sobre la vía para un arreglo político de la cuestión por vía pacífica.

6. El proceso de paz emprendido por las Naciones Unidas, cuya última fase se abrió en 2007, parece perder impulso y no salir del atasco. Por ahora, parecería que el único punto común compartido por todas las partes interesadas tanto dentro de la región como en las instituciones internacionales, es de mantener vivo este proceso, incluso con un régimen de “respiración asistida”, solamente porque las alternativas para cada uno aparecen como aventuradas o incluso peligrosas.

7. Este ahogo parece extenderse a otras actividades realizadas en paralelo por las instituciones internacionales, como la entrega de asistencia humanitaria a los refugiados saharauis en los campamentos cerca de Tindouf y la implementación de medidas de reforzamiento de la confianza entre las partes (como el programa de intercambio de visitas familiares o los seminarios que congregan a miembros de la sociedad civil), que sufren tanto de restricciones a los recursos, debido a la “fatiga de los donantes”, como de los persistentes desacuerdos entre las mismas partes para su implementación.

8. Mientras tanto, toda la región vecina (el Magreb y el Sahel Occidental) vive desarrollos muy preocupantes debido a la proliferación de tráficos ilegales, del terrorismo y el bandidaje y la inestabilidad rampante, sin hablar de los retrocesos en los esfuerzos de integración regional y de cooperación interregional que en un momento dado, especialmente en los años 1988 y 1989 fechas de la proclamación de la UMA vieron instalarse en la zona un ambiente de mayor distención y generaron esperanzas de cambio y de progreso a los pueblos de la región. No se puede mantener que la cuestión del Sahara Occidental se encuentra a la base de estos problemas, lejos de ello. Lo que sí parece cierto sin embargo, es que la persistencia del conflicto sin perspectivas de solución representa un obstáculo para la integración regional y los esfuerzos por hacer frente a estas amenazas de una manera coordinada y más eficaz, en circunstancias que los mismos saharauis sufren las consecuencias del deterioro de la situación dentro del conjunto de la región.

9. De un lado y otro, la misión de la IS ha constatado la existencia de problemas más o menos graves con respecto al respeto de los derechos humanos, mientras que a la vez se desarrolla una red de organizaciones no gubernamentales, no siempre reconocidas o escuchadas, consagradas a la promoción y la defensa de estos derechos, en el plano individual y colectivo. Las autoridades respectivas han comenzado a tomar medidas normativas e institucionales para recibir las quejas que se producen y tratar de resolver estos problemas. Sin embargo, esos esfuerzos parecen estar todavía en un estado rudimentario y aun restan progresos por hacer en cooperación con la ayuda de las instituciones internacionales competentes en la materia. En todo caso, estas medidas, todo lo significativas que ellas lo sean, no pueden en ningún caso reemplazar la necesaria supervisión, apoyada por un mecanismo internacional independiente e imparcial, tal como lo señala el último informe del Secretario General de Naciones Unidas.

10. Teniendo en cuenta las preocupaciones expresadas en relación con la explotación de los recursos naturales del Sahara Occidental, la misión no puede sino recordar, como lo ha hecho el Secretario General de la ONU, que en esta materia “los intereses de los habitantes del territorio están por encima de todo” conforme a lo que establece el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas.

11. Un factor nuevo en la evolución de la situación reside en el cambio actual de la política de Marruecos con respecto a la gestión del territorio, tanto desde el punto de vista administrativo como económico y financiero. Dentro del marco de una reforma más grande de la administración territorial del Reino, denominada una “regionalización avanzada”, está previsto que las nuevas regiones asuman mayores competencias, las que serán ejercidas por autoridades elegidas que gocen de una mayor autonomía y con sus propios recursos. Sin embargo, el texto definitivo de ley orgánica sobre la regionalización avanzada se encuentra todavía en discusión en el Parlamento marroquí, aunque se prevé que las elecciones regionales tendrán lugar durante el transcurso de este año. Todos estos desarrollos tienen por objetivo reafirmar la credibilidad del proyecto marroquí de un régimen de autonomía para el Sáhara. Esta reforma presenta el riesgo de generar tensiones si no se inscribe en un proceso concertado que englobe la singularidad del Sáhara Occidental e implique a todas las partes involucradas sin exclusión.

12. En todo caso, está claro que toda fórmula que pueda ser acordada por las partes, ya sea con una o varias opciones, deberá, a fin de adquirir la legitimidad necesaria y estar en conformidad con los instrumentos y resoluciones internacionales aplicables, en particular en lo que concierne al derecho de autodeterminación, estar sometida a la aprobación del pueblo del Sáhara Occidental por medio de una consulta organizada bajo los auspicios de las Naciones Unidas, a través de un proceso de información, de debate y de observación, contando con todas las garantías democráticas.

 

6. Sugerencias y recomendaciones

En consecuencia, la misión de la IS estima que, para hacer frente a la situación actual de la cuestión del Sáhara Occidental de una manera responsable, constructiva y eficaz, será necesario tomar un cierto número de iniciativas o de propuestas, entre las cuales se pueden sugerir las siguientes:

1.-En primer lugar, sería deseable que la comunidad internacional, rechazando la “tentación del olvido”, se dedique de una manera más determinada a la búsqueda de una solución justa y duradera de esta cuestión, ayudando a las partes a encontrar la vía para un compromiso político sobre la base de los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones del Consejo de Seguridad aplicables.

2.-Eso podría exigir la participación del Secretario General de la ONU, para tratar de sacar del surco al proceso de paz que en este momento marca el paso de una manera que parece ser irreversible si no se hace un esfuerzo extraordinario para salir adelante.

3.-Al mismo tiempo, se necesitaría realizar una acción de diplomacia preventiva ante las partes, para evitar que el delicado periodo que se abre en estos próximos meses pueda dar lugar a desviaciones o desbordes que podrían tener consecuencias imprevisibles.

4.-La acción del Secretario General y su Enviado personal debería ser apoyada y alentada de una manera aún más fuerte y visible por parte del Consejo de Seguridad y en particular de los Estados miembros del grupo de amigos del Sáhara Occidental.

5.-Los países vecinos (Argelia y Mauritania) de la UMA deberían asociarse a estos esfuerzos, pues es también en su interés hacer todo lo posible para que la situación no sufra un deterioro y que, por el contrario, la cuestión del Sáhara Occidental pueda por fin entrar en vías de una solución pacífica y que la región del Magreb pueda así reemprender su camino de cooperación y de integración para afrontar juntos los desafíos de la seguridad y el desarrollo.

6.-La propia UMA, hoy paralizada, ante una nueva dinámica internacional puede pasar a desempeñar un rol interesante y eficaz en el acercamiento de puntos de vista de las partes del conflicto. Ninguna propuesta de solución tiene opción si no es aceptada por las partes, ninguna de ellas se permitirá ser percibida como una perdedora. En la búsqueda de la opción “ganador-ganador”, la UMA podría formular propuestas que hoy no están en el debate, como por ejemplo avanzar en la construcción de un escenario federal a escala magrebí, lo que podría representar una salida positiva para todos. 

7.-En este contexto, sería necesario aprovechar la oferta formulada por la UA tendiente a una participación renovada en los esfuerzos diplomáticos por encontrar una salida pacífica al actual statu quo. La UA debería poder desempeñar un papel constructivo en la búsqueda de solución al conflicto. Al mismo tiempo debería obrarse para que Marruecos pueda reencontrar el lugar que naturalmente le corresponde dentro de la organización africana.

8.-En lo que concierne al proceso de paz como tal, está claro que las partes, habiéndose comprometido a entablar una negociación dentro del marco de resoluciones de las Naciones Unidas, deben comportarse de manera tal que la negociación tenga un sentido, con miras a encontrar un acuerdo justo y durable para la solución del conflicto. Evidentemente, este no es el caso cuando cada parte se aferra a su propia  posición en una lógica del todo o nada, sin contemplar la posibilidad de modificarla para tomar en cuenta de manera razonable las propuestas de la otra parte.

9.-Le corresponde al Secretario General de la ONU y a su Enviado personal ejercer plenamente la función de mediación que ellos realizan a nombre del Consejo de Seguridad para asistir a las partes y alentarlas a explorar alternativas viables, partiendo de las posiciones de principios de las partes pero sin aferrarse a ellas, siempre dentro del marco definido por las Naciones Unidas.

10.-Tanto la iniciativa de diplomacia preventiva ya mencionada, como el proceso de paz en sí deberían estar acompañados por acciones complementarias de la comunidad internacional en las áreas concernientes a la entrega de asistencia humanitaria a los refugiados saharauis (que debería ser mantenida e incluso aumentada para hacer frente a las necesidades, así como perfeccionada en su eficiencia mediante la realización de un registro o censo), las medidas de reforzamiento de la confianza (que deberían ser restablecidas y desarrolladas en estrecho contacto con las partes) y la supervisión del respeto a los derechos humanos, por ambos lados (la que debería ser asegurada con misiones periódicas ad hoc del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, dado que esta función no ha sido confiada a la MINURSO por el Consejo de Seguridad).

11.-Entretanto, las dos partes deben respetar plenamente el papel asignado a la MINURSO y a las otras organizaciones internacionales presentes en el terreno para el ejercicio de las funciones que les son propias por cuenta de la comunidad internacional, lo que implica también la libertad de movimiento y el derecho a acceso a todo interlocutor que pueda ayudarles en el cumplimiento de sus labores.

12.-El proceso de avance y consolidación de la paz en la zona pasa por reforzar las medidas de confianza en el Sáhara Occidental, entre las que debería estar el fomento de distintas medidas logísticas y prácticas que promuevan los contactos sostenidos entre las poblaciones saharauis residentes en ambas partes, incluyendo la prosecución de las campañas de desminado y otras que faciliten el tránsito a través del muro defensivo y las zonas fortificadas, contando para ello con el apoyo y el acompañamiento de las Naciones Unidas.

13.-Asimismo, la comunidad internacional debe apoyar decididamente a la MINURSO en el cumplimiento de su mandato principal: la realización del referéndum mediante el cual se exprese el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, el que constituye y es hasta hoy la única vía legítima para la superación del conflicto. 

14.-La IS debe continuar manteniendo la atención que ha consagrado hasta ahora a la situación en el Sáhara Occidental. La organización, en todas sus instancias y actividades, debe persistir en su compromiso en la búsqueda de una solución política al conflicto como la única via válida y posible. En particular, este mensaje se debe mantener vigente y reforzado ante las nuevas generaciones y los sectores más vulnerables. El trabajo de la IS en pos de estos fines y la relación con sus partidos miembros en ambas partes podrían verse favorecidos con el reforzamiento del grupo de contacto creado en el seno del Comité Mediterráneo y que engloba a los partidos de la IS mas directamente involucrados, como un espacio de concertación y de reflexión compartidas sobre la cuestión del Sáhara Occidental.

15.-Finalmente, la IS podría dirigirse a las instancias competentes de las Naciones Unidas y de su sistema de organizaciones internacionales, así como a otras instancias involucradas, a fin de exponer sus puntos de vista en cuanto a la situación del Sáhara Occidental, manifestar su interés y seguir la evolución de la situación y la necesidad de que la comunidad internacional actúe de manera constructiva y determinada para lograr una solución justa y duradera del conflicto conforme al marco establecido por las Naciones Unidas.

 

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