Declaración sobre La necesidad de robustecer nuestras democracias, luchar contra los populismos reaccionarios y la búsqueda de la paz

Reunión del Consejo de la IS en Ginebra, 7-8 de julio de 2022

La Internacional Socialista manifiesta su preocupación por las amenazas que rodean a la democracia en el mundo y expresa su compromiso de ser una plataforma para la construcción de la paz y la democracia.

La humanidad enfrenta en estos momentos los efectos de las 3 C (COVID, cambio climático y conflictos), con el correspondiente impacto en las democracias.

Democracia y paz forman un binomio inseparable. La guerra y los conflictos ponen en serio riesgo las democracias y alimentan desafíos globales como los populismos reaccionarios, el retroceso en el respeto de los derechos humanos de las mujeres, la crisis alimentaria o la migración forzada de víctimas de conflictos armados, persecuciones o violaciones masivas de los derechos humanos.

Lo estamos viviendo ahora con mucha intensidad en Ucrania, en la cual la población civil siempre es la principal víctima del conflicto y la IS reitera su total condena a la invasión rusa en Ucrania.

Vivimos en un tiempo en que los populismos reaccionarios, sustentados en discursos que apelan a emociones y sentimientos, buscan una falsa empatía y una aceptación rápida de propuestas simples, y mayoritariamente irreales, a cuestiones complejas, situando precisamente en el centro de sus críticas los procesos e instituciones democráticas.

Al amparo de estos populismos reaccionarios, se están produciendo retrocesos en derechos que pensábamos consolidados. Así, estamos viendo como se ve amenazado el pleno ejercicio de los derechos humanos por parte de las mujeres, incluidos sus derechos sexuales y reproductivos y a vivir una vida libre de violencia, entre otros, y con los que nos sentimos firmemente comprometidos. Es profundamente condenable que la violación continúe siendo un arma que los agresores usan frecuentemente.

En los conflictos armados y políticos y la falta de oportunidades de vida, así como en la emergencia climática, y las crisis económica y social, se encuentran las raíces del efecto huida que mueve a millones de personas en el mundo a migrar. Las migraciones son inherentes a la historia de la humanidad y las civilizaciones. Somos resultado de innumerables procesos migratorios. Los desafíos que plantean los movimientos migratorios han de abordarse desde una perspectiva global, siendo necesarias respuestas coordinadas sostenidas en el respeto de los derechos humanos. Nos preocupa el aumento de la población refugiada y desplazada en el mundo, así como el uso de las personas migrantes como forma de presión hacia otros estados soberanos.

Es necesario avanzar en la implementación del Pacto Mundial para una Migración, Segura, Ordenada y Regular firmado en 2018.

Otra cuestión sobre la que llamamos la atención es la crisis alimentaria que amenaza a la comunidad internacional en su conjunto. El crecimiento de los precios de los alimentos y de los insumos necesarios para su producción son un desafío para el derecho a la vida, pero también para las democracias y para la estabilidad social y política de los países.

En el mundo se producen alimentos suficientes para alimentar a toda la población mundial. Sin embargo, la concentración de la producción en un reducido número de productos y productores dificulta la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios y, en consecuencia, la seguridad alimentaria mundial.

Apelamos a la coordinación de las iniciativas puestas en marcha en diferentes ámbitos remarcando nuestro apoyo al trabajo de Naciones Unidas para garantizar la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación de todas las personas.

La desigualdad creciente entre países y dentro de aquellos países con políticas no redistributivas también es una amenaza a la democracia.

En este contexto, las políticas socialdemócratas que combinan crecimiento económico con avances en derechos e igualdad de oportunidades como pilar de la construcción de sociedades prósperas y solidarias se presentan como la mejor alternativa para proteger la democracia y la paz.

No es baladí recordar que los gobiernos socialdemócratas están en auge. La pandemia por el COVID-19 y sus efectos han confirmado que solo con políticas públicas que fortalecen el estado del bienestar se puede salir de la crisis sin dejar a nadie atrás, de manera resiliente.

Defendemos la socialdemocracia solidaria, la fraternidad entre la familia socialista que trabaja conjuntamente para que nadie quede atrás promoviendo el desarrollo inclusivo, igualitario, preocupado por el medio ambiente y basado en un orden internacional basado en reglas.

El Consejo de la Internacional Socialista ve la necesidad de resituar la defensa de los valores de la paz y la democracia en el centro de nuestra acción política colectiva consolidando la IS como espacio de ampliación de derechos y de diálogo para el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el buen gobierno.