Declaración sobre las prioridades en la economía global

Consejo de la IS, México, D.F, 30 de junio-01 de julio de 2014

Original: inglés

La crisis financier de 2008 continúa sintiéndose alrededor del mundo. Reunido en Ciudad de México el 30 de junio y 1 de Julio de 2014, el Consejo de la Internacional Socialista discutió las prioridades claves del movimiento global socialdemócrata, e identificó cuatro temas principales comunes a todas las sociedades y naciones de hoy.

 

Desigualdad

En primer lugar, la creciente desigualdad en la economía global debe ser abordada. Por demasiado tiempo, el éxito o fracaso de la economía de un país ha sido medida en términos del PIB, sin reconocer la riqueza y distribución relativa del crecimiento económico a través de todos los niveles de ingresos. Esto se ha debido en gran parte a la ahora desprestigiada noción de que ‘una marea que sube levanta a todas las embarcaciones’, y que el crecimiento económico beneficiará a todos. Lo que hemos observado consistentemente durante los últimos 30 años es que el crecimiento económico puede, de hecho, exacerbar las desigualdades en la sociedad, haciendo muy poco en favor de los más necesitados de un aumento en sus ingresos. Esto se ha hecho más evidente desde la crisis financiera, ya que más del 90 por ciento de los aumentos en ingresos ha ido al uno por ciento al tope de la sociedad.

Para poder construir sociedades más prósperas y equitativas –que respondan a las necesidades de todos los ciudadanos-­‐ necesitamos otras medidas aparte del IPB, tales como el coeficiente Gini elevado a un estatus equivalente al PIB que asegure que la atención pública esté dirigida a las maneras en que la riqueza está concentrada en las manos de unos pocos, y así crear políticas económicas que reduzcan la desigualdad junto con incrementar el crecimiento. Asegurar que los gobiernos publiquen sus coeficientes Gini anualmente junto con el PIB y otros indicadores económicos y de trabajo decente de acuerdo con los indicadores de la OIT permitirá a los ciudadanos juzgar a los gobiernos en sus éxitos y abordar la desigualdad, y de esa manera alentando a los políticos a cumplir con sus obligaciones democráticas.

A nivel político, el aumento de la desigualdad ha permitido las malas políticas de ira y reacción para ganar fuerzas. El descontento con ‘business as usual’ se ha manifestado en poderosos movimientos de bse, pero ha permitido también a los partidos populistas y extremistas ‘anti-­‐sistemas’ aumentar sus bases de apoyo. Sabemos que las políticas de marginalización y división no pueden dar las soluciones para las dificultades económicas. Enfrentar a diferentes sectores de la sociedad unos contra otros solamente servirá para agrandar el problema, y no estaría en conformidad con los valores básicos de derechos iguales, libertades y oportunidades para todos. A fin de profundizar y reforzar el trabajo de la Internacional Socialista sobre desigualdad, se establecerá una Comisión Especial de la IS para estudiar el problema y presentar propuestas.

 

Corrupción y Desregulación Financiera

Abordar la corrupción y perseguir a aquéllos que están envueltos en comportamientos corruptos con persistencia y vigor es también una prioridad en la economía global. La corrupción es un cáncer que corroe nuestras sociedades, y el colapso global financiero de 2008 dejó al descubierto la medida en que el mundo de las finanzas estaba corrompido. El imprudente comportamiento de las instituciones financieras y su asunción de riesgos en los mercados de derivativos perpetuó la crisis, al mismo tiempo que la exposición del hecho de fijar el LIBOR y lavado de dinero por parte de prominentes instituciones financieras sólo ha servido para aumentar la desconfianza pública y la fundamental inestabilidad del sistema no ha sido resuelta. La IS se pronuncia por la regulación de los flujos financieros e instituciones financieras a nivel supranacional y nacional.

La corrupción debe asimismo ser abordada a nivel político. La corrupción impide no solamente la buena gobernanza sino que también da como resultado innecesarias pérdidas e ineficiencia, porque tanto su existencia como la percepción de ella empaña el proceso político y resulta en una pérdida de fe en los partidos y sistemas por los cuales son gobernadas nuestras sociedades.

 

Grandes centros de datos

Irreversiblemente nos encontramos en la edad de los grandes centros de datos, y con razón existe mucha preocupación acerca de esto, vigilancia masiva y la inherente amenaza a la privacidad por lo que aparece como un incontrolado acceso que los gobiernos y las corporaciones tienen para acceder a información personal. La Internacional Socialista permanece firmemente opuesta a la desregulada invasión a la privacidad personal expuesta por las revelaciones de la vigilancia global durante el último año.

El poder de los grandes centros de datos es innegable, pero puede sin embargo ser aprovechado para lograr transparencia democrática, especialmente para luchar contra la corrupción y recaudación de impuestos. Un efectivo monitoreo de las transacciones financieras y gasto gubernamental podrían contrarrestar los temores públicos de corrupción en el sistema político. El flagelo de la evasión de impuestos y su impacto en la habilidad de los gobiernos para balancear sus presupuestos podría ser compensado con el uso de los grandes centros de datos para una recolección más efectiva de ingresos fiscales. La posibilidad de combatir los precios de transferencias a través de una erosión de la base impositiva y desvío de beneficios (BEPS), también podría eliminar el uso de los paraísos fiscales, y hacer más efectiva la recaudación de impuestos de los más ricos en la sociedad. Los Estados nacionales necesitan también el poder para decretar medidas que controlen el poder financiero del capital transnacional.

 

Medio Ambiente

El desarrollo humano está causando un daño irreversible al planeta que todos habitamos a un ritmo asombroso, como la IS lo ha venido repitiendo a través del trabajo de su Comisión sobre Cambio Climático. La economía de mercado se ha demostrado consistentemente ineficiente para la regulación de una demanda insostenible, porque la economía neoclásica no puede responder por resultados severamente disminuidos.

La falta de acción hasta la fecha ha hecho drástica la situación en lo que respecta al cambio climático. Pero la solución podría ser beneficiosa tanto para la sobrevivencia del planeta a largo plazo u para la economía global. La implementación de un proyecto global de infraestructura centrado en la transición a una economía post-­‐carbono, coordinada a un alto nivel, sería extremadamente efectiva para limitar las emisiones a largo plazo y combatir el cambio climático, y podría ser una fuente de empleo bien remunerado, empleo decente para futuras décadas.

Nuestras prioridades en la economía global no son dependientes unas de otras pero están profundamente interconectadas. Las acciones en todas estas áreas pueden llevar a un círculo virtuoso, mediante el cual la inversión en una infraestructura verde global podría crear empleos sostenibles y bien remunerados, empleos decentes que beneficien a más que solamente el uno por ciento al tope, y reducir la desigualdad en la sociedad. La reducción de la desigualdad podría a su vez llevar a una reducción en la dependencia en al PIB como una medida aislada de éxito económico y una situación en la cual los gobiernos son más transparentes ante los ciudadanos. Esta transparencia podría a su vez expandir el uso de los grandes centros de datos y por lo tanto centrarse más efectivamente en la evasión de impuestos y la lucha contra la corrupción. Abordar la corrupción será no solamente beneficiosa económicamente sino que también como un medio de combatir los intereses creados que corrompen a los partidos políticos y gobiernos y han probado ser una efectiva barrera para una acción ambiciosa sobre el cambio climático.

 

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